Teresa Perales: «Quiero ganar en Río para que mi hijo me vea subir al podio y me pida las medallas»
Jesús Ortiz García
@JesusOrtizAD
15 de Marzo de 2016, 17:46
De pequeña odiaba el agua y no sabía nadar, hasta que a los 19 años, cuando una neuropatía le provocó la pérdida de la movilidad en las piernas, se lanzó a la piscina con un chaleco salvavidas para convertirse en la ‘sirena del Ebro’. Teresa Perales (Zaragoza, 40 años) es la deportista española más laureada, candidata al premio Princesa de Asturias e incansable luchadora que ya prepara su asalto a los Juegos de Río de Janeiro con la sonrisa siempre dibujada en la cara. En Brasil espera desempatar con Michael Phelps (ambos tienen 22 medallas) y contará con el aliciente de ver a su hijo Mariano en la grada. Entre sus entrenamientos y vida social, ha sacado tiempo para debutar como actriz en el cortometraje ‘Servicio técnico’, dirigida por Javier Fesser.
Pregunta.- De la piscina al cine, ¿qué tal su debut como actriz?
Respuesta.- Ha sido una experiencia muy buena e intensa, me lo he pasado genial en el rodaje, Javier Fesser me lo ha puesto muy fácil, es una persona que me ha exigido igual que al resto y me ha cautivado. Su equipo y esos tres grandes actores (Javier Gutiérrez, Hugo Silva y César Maroto) me han tratado genial y eso hizo que me sintiera actriz durante dos días. Es un cortometraje muy divertido, volvería a repetir.
P.- Los días de rodaje no le privaron de sus entrenamientos, ¿cómo lo llevó?
R.- Fueron 12 horas diarias durante los dos días de rodaje, pero sabía que tenía que entrenar, no puedo perder horas en la piscina, así que me metía en el agua a las 10 de la noche, me acababan echando (risas), y terminaba a las 2 de la madrugada con una sesión de hipoxia (una técnica que simula el entrenamiento en altura). Es un compromiso constante y cuando acabo, me hace sentirme más satisfecha, sé que lo que hago vale la pena.
P.- Su vida da para una película, 20 años en la élite de la natación, ¿no se cansa de nadar?
R.- Se dice pronto, 20 años ya… Tengo 40 años pero mi cabeza se rebela contra la edad, no me canso y mientras el cuerpo aguante, seguiré compitiendo, siempre quiero más. He vivido grandes momentos en la piscina con mucho esfuerzo, sacrificio y trabajo detrás, ganar medallas en mundiales y en los Juegos es algo maravilloso, pero también he tenido episodios malos, de desesperación porque las cosas no salían como quería, lo he pasado fatal y he llorado mucho. Pero la natación me lo ha dado todo, me ha llevado a conocer a mi marido y a tener a mi hijo Mariano.
P.- Y eso que de pequeña no le gustaba el agua…
R.- Así es, odiaba el agua, me daba mucho miedo y no sabía nadar. Me parecía absurdo nadar por el esfuerzo que suponía, así que prefería chapotear en la orilla del mar o al borde de la piscina. Sin embargo, cuando me quedé en silla de ruedas decidí dar unas brazadas, lo hice con un chaleco salvavidas, siempre estaba ahogándome (risas) y al final me convertí en un ‘pececito’.
P.- ¿De dónde saca las fuerzas para nunca decaer?
R.- De pensar que la vida sólo hay una y cada momento que vivo es un regalo. Si te rindes es cuando pierdes, no siempre consigo la medalla o la marca que quería, pero siempre gano una experiencia cuando me tiro a la piscina. El quedarme en silla no fue tan duro como la muerte de mi padre, que me marcó mucho, su pérdida supuso un antes y un después para mí. Aquello me enseñó que la vida se escapa y ya está, así que hay que aprovecharla. A mí me tocó la lotería naciendo en un entorno maravilloso, con una familia estupenda que siempre me apoyó, por tanto, la motivación sale de ese valor personal.
P.- Siempre ha sido muy positiva ante las adversidades, ¿qué mensaje transmite en sus conferencias?
R.- Mi idea es transmitir un mensaje muy simple, llano, sencillo y comprensible, no es más que una chispa que se activa en la cabeza, hay que dejar de mirarse el ombligo, que es muy aburrido, y salir a luchar por tus sueños, por vivir la vida al máximo aunque tengas que superar obstáculos, siempre hay que levantarse y continuar.
P.- ¿Todo está en la cabeza, en la voluntad como motor para alcanzar los objetivos?
R.- Eso es, todo está en la mente, en la forma con la que te enfrentas a las cosas. Para mí, gran parte de mis éxitos vienen por la cabeza, me gusta entrenar esa parte emocional. La silla la tengo en el culo, no en la cabeza, el cuerpo es algo más que me acompaña, es un saco de huesos que funciona mejor o peor. En el agua todos estamos a la misma altura, puedo estar echa polvo por el esfuerzo, pero me siento igual que cualquier otra persona, me siento libre.
P.- En 6 meses disputará sus quintos Juegos Paralímpicos, ¿cómo va la preparación para Río?
R.- Con muchas ganas, me siento bien, es una época del año en la que no se busca hacer marcas pero estoy respondiendo bien en el agua. Ahora me marcho 23 días a entrenar en altura en el CAR de Sierra Nevada, de ahí voy a Río de Janeiro para hacer un test y cuando regrese nos vamos a Funchal (Portugal) para disputar el Europeo. Será una temporada entretenida y me va a servir para decidir qué pruebas voy a nadar en los Juegos, ya que tengo dudas en la de 100 brazas, aún no lo tengo claro.
P.- 22 medallas en los Juegos (6 oros, 6 platas y 10 bronces), las mismas que Michael Phelps, ¿qué tal se ve para la cita de Brasil?
R.- Desde que terminó Londres 2012 han sido años muy complicados por la edad, porque mi vida social ha incrementado considerablemente y compaginarlo todo no ha sido sencillo. Y volver del Mundial de Glasgow con 6 medallas, ganando un oro por primera vez en un campeonato del mundo y realizando una buena actuación en pruebas en las que no había ganado nunca, ha hecho que me venga arriba. En los Juegos de Río quiero nadar en 7 pruebas individuales (50, 100 y 200 libre, 50 mariposa, 50 espalda, 200 estilos y 100 braza), así que habrá que soñar en grande, iré a por medallas en todas. Y, aunque mi objetivo no es compararme con Michael Phelps, me hace ilusión superarle, si lo consigo tendré el deseado titular en los medios (risas).
P.- ¿En Río tendrá el apoyo desde la grada de su hijo Mariano?
R.- Sí, en Londres 2012 estuvo pero era muy pequeño. Ahora me voy a Granada y lo que más temo y me fastidia es no poder verle en tantos días. Es pequeño, está ‘enmadrado’ y yo no puedo estar sin él, así que el no verle, no abrazarle ni olerle o darle caricias, es lo que peor llevaré. Pero lo hago muy partícipe de mi vida, él sabe que estoy entrenando, lo hablamos mucho y pese a sus 5 años es un niño muy maduro y a su manera me apoya mucho. Es mi motivación absoluta, el gran culpable de que siga compitiendo y soñando con ganar más medallas. Quiero ganar en Río para que mi hijo me vea subir al podio y cuando vaya a verle a la grada me pida las medallas. No hace distinción entre bronce, plata y oro, pero en todas las competiciones me pide medallas (risas).
P.- Quien también pide un premio para usted, en este caso el Princesa de Asturias, ha sido Vicente del Bosque con el apoyo de Iker Casillas, Pau Gasol, Miguel Induráin, Rafa Nadal o José María Olazábal, entre otros.
R.- Me encantaría ganarlo, es la mayor ilusión porque el Princesa de Asturias no es comparable con ningún otro premio. Y, sobre todo, habiendo salido la propuesta de Vicente, un hombre maravilloso que para el deporte español significa tanto, que se haya acordado de mí y se haya lanzado a la piscina con el apoyo de estos grandes deportistas, es increíble.