Saúl Craviotto: «Sin el piragüismo, no sé hacer nada en deporte»
Este doble medallista olímpico, que ejerce de policía cuando no está subido a una piragua, ha sumado a su palmarés un bronce en el último mundial.
I. M.
Desde hace unos diez años, Saúl Craviotto lleva una doble vida: es policía nacional y, a la vez, un piragüista del más alto nivel. Pero en realidad, su auténtico yo está en el agua, donde demuestra que la pasión por este deporte es mucho más que ejercicio físico. De ahí que su currículum esté lleno de éxitos, entre los que se cuentan dos medallas olímpicas: el oro en Pekín 2008 en K2-500, compartido con Carlos Pérez ‘Perucho’ con el que apenas llevaba en aquel momento cinco meses compitiendo, y la plata en Londres 2012 en K1-200. Las centésimas de segundo que le separaron del británico Ed McKeever (que hizo un tiempo de 36,246) le dejaron un regusto amargo, por lo que ahora su objetivo que lograr la primera posición en los Juegos Olímpicos en 2016. Por lo pronto, en el Mundial de Piragüismo que se ha celebrado en Düisburg ya ha obtenido el bronce.
¿Va más relajado a las competiciones después de haber conseguido tantos logros deportivos o sigue habiendo presión?
La presión siempre intento evadirla, pasar de ella un poco porque si no sería imposible seguir. Después de durante tanto tiempo, si cada año fuera presionado, ya no habría aguantado. Tengo que saber cuales son los objetivos y luchar por ellos y la cita importante es Río de Janeiro.
O sea, que va a por el oro en 2016.
Quiero hacerlo bien año tras año, pero el objetivo máximo es Río y la preparación está pensada para estar bien dentro de cuatro años para luchar por una medalla. Voy con ganas pero con los pies en el suelo, porque sé que es muy difícil y primero tengo que ganar en España, ya que está saliendo gente joven muy fuerte con ganas de quitarme el puesto. El 200 es una distancia explosiva y la juventud es muy importante, porque con los años vas perdiendo explosividad. Cada año sale un chavalín que no conoces de nada y, de repente, es una bala. Además, España no sé que tiene pero es un país de buenos velocistas en piragüismo.
¿Le quedó sabor agridulce al conseguir la plata en Londres?
Sabía que era una cita olímpica y que podía estar primero como podía llegar noveno, porque va lo mejor de cada casa y te lo juegas todo en milésimas de segundo, así que ser plata es un magnífico resultado. Aunque en caliente, al entrar en meta, como has estado tan cerca de ganar, te da un poco rabia, pero el que quedó cuarto seguro que estaba peor que yo.
Ha mencionado que hay jóvenes con mucho potencial pero uno de tus puntos fuertes es la experiencia…
Sí, yo lo que puedo hacer es mantener el nivel, que por el momento está bastante bien, y aprovechar lo bueno que yo tengo, que es la experiencia, la serenidad y la forma de competir que dan los años. Más que yo hay poca gente que tenga tantas competiciones y la gente joven no tiene esa picardía.
De hecho, tengo entendido que incluso siendo un bebé ya estaba metido en una piragua.
Sí, aunque entrenar en serio, tres veces a la semana, fue con unos 10 o 12 años. Pero he estado ligado a la piragua toda la vida, con mi padre de bebé, y siempre que íbamos de vacaciones la piragua iba en la baca y tenía que ser un sitio con agua. Me viene de genética.
¿Por qué decidió dedicarse a este deporte de forma profesional?
Para mí es una forma de vida, sin piragüismo me sería muy difícil vivir, es lo que más me gusta. Es un deporte que te aporta muchísimas cosas, no sólo físicamente, sino que estás en contacto con la naturaleza. Yo practicaba varios deportes, pero era bastante malo en todos. Si me quitas el piragüismo, no sé hacer nada. Soy un paquete, soy malísimo corriendo, en bici, en el fútbol soy un pato mareado, así que acerté en el deporte. Si hubiera elegido fútbol, a lo mejor como la mayoría de los niños no habría llegado a nada.
¿Echa algo de menos esa fama que traen deportes mayoritarios como el fútbol?
Para nada, porque yo soy tímido y vergonzoso y no me gustaría ser un ídolo de masas y estar de farándula. Pero se agradece que te reconozcan y te tengan en cuenta, que no consigas algo y te tengan olvidado.
¿Le reconocen cuando va de uniforme?
Alguna vez me he encontrado a alguna persona que me ven y se queda mirando, pero muchos no te asocian, porque en la tele te ven vestido con las mallas y de policía, con el uniforme, se quedan como descolocados, en plan: “me suena de algo”. Pero no ha habido ningún caso peligroso en el que haya detenido a alguien y sepa quién soy.
¿Y cómo llevan en el trabajo tener como compañero a un doble medallista olímpico? ¿Compagina bien el trabajo y el deporte?
En comisaría casi todos son deportistas y están encantados, siguiéndome a tope. Y lo llevo bien porque fomentan mucho el deporte dentro del Cuerpo, dan facilidades de horarios en base a los entrenamientos, etc.
¿Se hizo policía porque pensó que no podría vivir del piragüismo?
Fue uno de los motivos más importantes, siempre me gustó ser bombero o policía. Del piragüismo no se puede vivir y me quería asegurar el futuro, porque si me lesiono, tengo algo donde caerme muerto. Esto me da mucha tranquilidad psicológica y económica, porque encontrar patrocinadores es imposible. No los encontré hasta después de conseguir la medalla en Pekín. Mandaba 300 currículum a empresas y contestaban 10 para decir que no.
¿Cuál ha sido el peor y el mejor momento de su trayectoria deportiva?
Ha habido más malos que buenos, como no clasificarme para K4 para los Juegos de Pekín. Y de los mejores me quedo con las dos medallas olímpicas, es bastante obvio pero es que fueron los mejores momentos, de más intensidad y con los que he hecho feliz a más gente. Suena un poco ñoño pero es cierto, mi familia, mi padre, que fue a verme, en la grada llorando…
Y luego al volver a España también está todo el mundo emocionado.
Sí, aunque eso dura un tiempo, luego ya se olvidan, dura hasta que Cristiano Ronaldo se pone triste un día y se acaba.
Lérida, 1984
Oro en Pekín en K2-500
Oro en Londres en k1-200