Regino Hernández logra el bronce olímpico en snowboard
El ‘rider’ español ha hecho historia y se une a los Fernández Ochoa tras subir al tercer cajón del podio en los Juegos Olímpicos de Pyeongchang 2018.
Avance Deportivo
@deportivoavance
15 de febrero de 2018, 12:00
Regino Hernández ha hecho historia al ganar el bronce de boardercross de snowboard en los Juegos de PyeongChang, la tercera medalla olímpica invernal de toda la historia de España, el mismo día que el francés Pierre Vaultier, gran favorito, revalidó el oro que ganó en los Juegos de Sochi (Rusia) hace 4 años.
Regino, de 26 años, que la pasada temporada había logrado la plata por equipos -junto al vasco Lucas Eguibar- en el Mundial de Sierra Nevada (Granada) unió su nombre este jueves, al acabar tercero en Phoenix Park, al de los hermanos Fernández Ochoa, Paco y Blanca, únicos españoles que habían subido con anterioridad a un podio olímpico invernal.
Llegó de ‘tapado’ y se fue como medallista. Durante las últimas temporadas a la sombra de Eguibar (subcampeón mundial en Sierra Nevada, ganador de la Copa del Mundo hace tres temporadas y abanderado del equipo español en la ceremonia de apertura de PyeongChang), Regino, que debutó en Vancouver hace ocho años y que afronta en Corea del Sur sus terceros Juegos, supo aprovechar la falta de presión para firmar la mejor actuación de su vida.
El ‘rider’ de Sierra Nevada demostró que venía a por todas con el tercer tiempo en la calificación, en la que comenzaron los problemas para el guipuzcoano Eguibar. Que, junto al cántabro Laro Herrero -el tercer español participante en la prueba- tuvo que afrontar la repesca, efectiva sólo para ordenar el cuadro; pero que suponía una bajada más.
Laro quedó eliminado al acabar quinto en su manga; mientras que ‘Luki’ -ganador de dos pruebas de la Copa del Mundo, competición en la que cuenta otros siete podios-, que estaba haciendo una buena bajada, se chocó con el italiano Omar Visintin -otro de los favoritos al podio- y también quedó fuera de la prueba en cuartos.
Regino pasó por los pelos, al clasificarse tercero en esa serie; en una disciplina en la que este jueves se pasaba ronda de tres en tres, en el circuito de Phoenix Park, de 1.277 metros de longitud, con salida a 894, un desnivel de 228 y 23 módulos -saltos, curvas y otros obstáculos-.
Nacido en Ceuta, pero residente desde niño en Mijas (Málaga), Regino empezó a practicar el ‘snow’ con 4 años, afición relacionada directamente con la tienda de tablas de su padre, de igual nombre. Campeón mundial júnior en Valmalenco hace siete años, hasta el momento sólo contaba un podio en Copa del Mundo, en La Molina (Gerona), en 2014. Pero este jueves se ha inscrito en la historia del deporte español.
Cruzó la meta en primera posición en cuartos y sacó una expresión mezcla de rabia contenida y de alivio, que auguraba que estaba ante un gran día. Para mayor alegría de su técnico, el italiano Simone Malusa, que asumió el difícil reto de tomar las riendas del equipo estelar de la Rfedi unos meses después de la trágica desaparición de su predecesor, el barcelonés Israel Planas.
Regino, que compitió con un casco dorado con el ocho en números romanos -en memoria de su amigo Ángel, fallecido hace tres años en Sierra Nevada practicando snowboard- repitió primer puesto en semifinales. Y no dejó escapar el que iba a ser su gran momento.
Teniendo en cuenta que Vaultier está en otra dimensión, de entre los terrenales sólo lo batió este jueves el australiano Jarryd Hugues, que funciona al margen de la federación de su país.
Por detrás dejó a otros dos grandes campeones, el estadounidense Nick Baumgartner y el australiano Alex Pullin, 4º y 6º, respectivamente, en una prueba en la que otro miembro del ‘US Team’, Nick Dierdorff acabó 5º.
Excéntrico, pero sin ínfulas, nada más capturar trofeo, agradeció el trabajo de otro italiano, Luca Trionte, el magistral ‘skiman’ -preparador de tablas- del equipo español, con el que cruzó una apuesta: si había medalla, ambos se tatuarían la cara del otro. Lo de afeitarse la barba, de momento, sigue siendo innegociable. Y nada más hacer historia, indicó a Efe en línea de meta que lo que acababa de lograr «era un sueño hecho realidad».
«Ha sido un día increíble, más contento no puedo estar. Da igual que sea bronce, plata u oro. Es una medalla olímpica»; explicó Regino, que se acordó de su familia, de su novia y de todos lo que lo apoyan, así como del fallecido Israel -‘alma mater’ de este equipo- y de todos «los que ya no están», antes de firmar el mayor éxito de la federación que preside May Peus y dirige Olmo Hernán.
En una jornada histórica para el deporte español en general, que espera otra alegría en PyeongChang del patinador Javier Fernández, Regino unió su nombre al ‘Paquito’ y Blanca. Dos mitos que ya no están solos.