El malagueño se ha convertido en uno de los paratriatletas con mayor proyección y ha logrado situarse entre los 14 mejores del mundo en su modalidad.

Jesús Ortiz García

Nada, pedalea y corre cada día por las playas de Rincón de la Victoria (Málaga) para moldear una de las figuras importantes del paratriatlón. Raúl Zambrana está hecho de otra pasta, no se conformó con practicar una sola disciplina y se enamoró de uno de los deportes más duros que existen tras ver unos vídeos en Internet de Sara Reynolds y Óscar Pistorius. Su progresión ha sido meteórica y en 3 años se ha convertido en uno de los paratriatletas con mayor proyección en el panorama mundial en su modalidad.

Un accidente de moto cambió por completo la vida de este malagueño, que pasó de trabajar en la hostelería a despertarse con la pierna izquierda amputada bajo la rodilla y 2 nervios del hombro derecho seccionados. El deporte ha sido su mejor medicina y en sus vitrinas relucen varios títulos nacionales, europeos y mundiales. Este año ha sido sexto en Turquía, campeón de Andalucía y cuarto en el campeonato de España en la clase TRI 3, en la que sus corredores tienen un miembro inferior amputado y uno superior limitado.

Para lograr sus objetivos, Zambrana espera ser incluido en una categoría más acorde a sus circunstancias físicas que le permitan competir en igualdad de condiciones. «Hay descompensación y mucha diferencia de tiempo entre deportistas porque deben equilibrar las categorías en las que participamos. Hay gente que no tiene limitación en brazo ni en piernas y compiten en mi categoría, aún así, lucho para estar en lo más alto», subraya.

En el Mundial de Londres ni la suerte ni las condiciones meteorológicas le acompañaron por el trazado de Hyde Park, en el que finalizó décimo. «El agua del lago Serpentine estaba helada y me afectó el brazo, aún así hice buen tiempo. Pero en bicicleta no quise arriesgar porque veía como la gente se iba al suelo por culpa de la lluvia y preferí asegurar puesto para puntuar en el ranking», recuerda.

El paratriatleta malagueño Raúl Zambrana | AD

El año que viene conseguirán su billete para Río de Janeiro los primeros paratriatletas y Zambrana confía en estar en ese grupo. «Cada vez voy afinando más la máquina, me veo más fuerte y preparado para lograr mejores tiempos. Aunque tengo problemas en la carrera a pie que es donde más sufro, no me encuentro cómodo con la prótesis de correr, ya que a los 20 minutos me empieza a molestar el muñón», explica.

Sin medios pero con ilusión

Medios quizás no tenga los suficientes, pero coraje e ilusión le sobran. A pesar de ser campeón de España y de estar entre los 14 mejores del ranking mundial, Zambrana, que cuenta con aportaciones de empresas de Málaga, tiene que costearse prácticamente todo. «Tengo que tirar mucho de mi bolsillo, los deportistas con discapacidad tienen ahora mejores becas, pero estamos muy lejos de los olímpicos. Sin la ayuda de mis patrocinadores no estaría disfrutando del triatlón. Estoy esperanzado en conseguir la ayuda del Plan Adop para que este deporte no me cueste dinero», apunta.

Zambrana durante el Mundial | AD

De hecho, la prótesis para la bicicleta le cuesta unos 3.000 euros y la de carrera puede rondar los 7.000 euros. «No gano ni para zapatillas, pero son mis armas y las tengo que tener nuevas porque si están desgastadas me provocan lesiones. Si quiero estar entre los mejores tengo que llevar las mejores prótesis y bicicleta y eso supone mucho dinero», lamenta.

La falta de presupuesto hace que Zambrana tenga que renunciar a pruebas costosas por el viaje. «A mi me gustaría estar en todas, pero tengo que elegir las más importantes que sean puntuables, que son el Europeo y el Mundial», indica. Ni la falta de apoyo ni de recursos son obstáculos para que este malagueño de 37 años siga adelante en su lucha por lograr estar en las Paralimpiadas de Río de Janeiro 2016. «Soy muy cabezón, así que si no pasa nada raro, voy a ir a muerte para estar en Brasil. Cambiaría todos mis triunfos por una medalla olímpica, da igual el color del metal», añade.