Rafael Nadal junto a su 14º Roland Garros. Fuente: COE

El tenista español ha vuelto a alzar su título estrella en una final desigual ante el noruego Casper Ruud y sigue agrandando su leyenda.

Avance Deportivo

@deportivoavance
7 de junio de 2022, 18:00

El español Rafael Nadal no tiene techo y continúa haciendo historia. En París volvió a agrandar su leyenda y sumó un nuevo triunfó en Roland Garros, el 14º de su carrera. El mallorquín alcanza su 22 Grand Slam y lidera la tabla en la clasificación de los tenistas más grandes de la historia.

En su pista favorita, donde más logros ha conseguido, Rafael Nadal lo volvió a hacer. Con una lesión crónica en el pie y sumando 36 años, Nadal se impuso con autoridad ante el noruego Casper Ruud, 6-3, 6-3, 6-0, en 2 horas y 18 minutos. Ruud no dudó en alabar al español tras el encuentro diciendo que «se había convertido en la nueva víctima de Nadal». No fue la mejor final pero sí una de las de más mérito de las 14 que ha disputado Nadal sobre la arcilla de París.

El hambre de mantener en la Philippe Chatrier el cetro que el año pasado le arrebató Djokovic le hizo sobreponerse a sus dolores en el pie izquierdo para buscar añadir un peldaño más al mito que le rodea. Unos meses después de levantar en Melbourne el Abierto de Australia, encadenó los dos primeros grandes del año por vez primera en su vida y aunque suenan los tambores que anuncian pronto el final de su carrera, nadie ya se atreve a enterrarle.

Algunos califican esta final como «una de las finales más desiguales de la historia», pero no podemos desprestigiar el tesón del noruego que se enfrentó a un Rafa grandioso capaz de derrotar en cuartos al número 1 del mundo, Novak Djokovic, dejando uno de los partidos más bonitos y competitivos del torneo.

El noruego, alumno de su academia y número 5 del mundo, era el rival más joven que se presentaba a levantar el título a sus 23 años. En cambio, el ‘rey del Roland Garros’ dio una nueva lección de que el noruego aún no tiene armas para arañar el tenis de Nadal.

Amaneció cubierto París, pero sin lluvia, buena noticia para que la derecha de Nadal golpeara con fuerza, apuntando al revés del escandinavo que sobrevivía más mal que bien al envite, atenazado por el escenario y por el evento.

Dos roturas de Nadal, una del noruego y en el bolsillo el primer parcial, sin historia, plano, para poner todavía más de cara una final que ya se presentaba favorable. La charanga entonaba pasodobles y el público se divertía más por la magnitud de la leyenda de Nadal que por la calidad del juego de la pista. Se calmó algo Ruud en el segundo, cuando se llegó a colocar con 3-1, pero hasta ahí llego su rebelión. Nadal puso la quinta y encadenó once juegos consecutivos que dejaron la final sentenciada con el segundo 6-0 que logra en una final, tras el de 2008 ante Roger Federer.

Una de las finales más cómodas para cancelar un torneo que Nadal afrontó con las dudas físicas pero con la seguridad de que el pie le dejaría competir. Ahora, el español acumula 22 títulos en su palmarés: 14 Roland Garros, 2 Australia Open, 2 Wimbledon y 4 US Open. Condicionado por su físico y tras haber aludido varias veces a que esta puede ser su última participación en Roland Garros, la historia de Nadal se continuará escribiendo fuera de la pista.