Noel-Carlos, un tándem de oro con licencia para soñar

El tándem español Noel Martín-Carlos González, campeón del mundo en ruta. Fuente: AD

El tándem español Noel Martín-Carlos González, campeón del mundo en ruta. Fuente: AD

 

La pareja española conquistó el maillot arco iris en la prueba de ruta en su debut en el Mundial de ciclismo paralímpico.

Jesús Ortiz García
Actualizado: 4/09/2014 19:30 horas

Al asfalto de Greenville (Estados Unidos) llegaban sin haber ganado una carrera antes, como los novatos ante rivales más curtidos y laureados, y disputaban su primer Mundial de ciclismo paralímpico. Poco le importaba al tándem Carlos González-Noel Martín, que no se amilanó y voló en la prueba de línea para acabar vistiéndose con el maillot arco iris. Fue llegar y besar el santo, no llevan juntos un año y ya saben lo que es saborear la gloria. «Aún estamos en una nube, tendrán que pasar varios días para asimilarlo. Si nos lo hubieran dicho hace unos meses, creeríamos que era una broma», apuntan.

Noel-Carlos en la llegada a meta. Fuente: AD

Noel-Carlos en la llegada a meta. Fuente: AD

Pudo haber sido la 2ª medalla, ya que en la contrarreloj una avería en la última curva les privó de subir al podio. «Se nos salió la cadena de transmisión a falta de 400 metros y tuvimos que entrar a meta corriendo con la bicicleta en la mano. Se nos quedó cara de tonto», recuerda Carlos, deficiente visual. La pareja española se encontraba en tiempos de colgarse la plata, aunque al final terminó en 6ª posición. «Lo tuvimos muy cerca, pero todo el esfuerzo quedó en balde», lamenta Noel.

Las horas se les hicieron muy largas, pero se levantaron y 2 días después lograron quitarse esa espinita. «Convertimos esa mala leche en rabia en la prueba de ruta», aseguran. Frente a corredores de gran nivel y más experiencia, el tándem español se coló entre los favoritos hasta alcanzar el triunfo. «Es la primera victoria que consigo. Íbamos a Estados Unidos a buscar medalla, pero jamás pensábamos que fuera de oro porque hay mucho nivel», dice Carlos. «El resultado es increíble, sabía que mi compañero tenía margen para crecer, pero es que ha dado un salto de calidad enorme», añade Noel.

Un flechazo

Hace menos de un año Carlos empezó a buscar pareja, su anterior piloto Luis Javier Castellanos se vio obligado por temas personales a ceder los mandos del tándem a otro ciclista, pero no le dejó hasta dar con Noel, que se convertiría en un lazarillo de lujo. «Llevaba tiempo con ganas de probarlo, me parecía curioso, quería afrontar nuevos retos y me apetecía ayudar a alguien a que disfrutase pedaleando», comenta el corredor de El Arenal (Ávila), que compagina su pasión por la bici con la carrera de Ingeniero Industrial.

El tándem durante la carrera. Fuente: AD

El tándem durante la carrera. Fuente: AD

El flechazo con su nuevo compañero de viaje fue inmediato. «Me bastaron 15 minutos juntos para saber que era el sustituto perfecto», recalca el ciclista invidente, que no se lo pensó y se trasladó a Valladolid, donde vive su compañero, para entrenar juntos: «Si me quedaba en Madrid era decir adiós a mis sueños y quería seguir luchando por cumplirlos».

La retinosis pigmentaria que padece desde los 9 años le obligó a dejar su trabajo como programador informático y decidió dedicarse a la bicicleta. Comenzó a correr en tándem cuando su amigo y también ciclista paralímpico Roberto Alcaide se lo recomendó. «Me puse en contacto con el actual seleccionador Félix García Casas, quedamos un día y me hice 100 kilómetros del tirón con más de 90 kilos de peso y sin ropa adecuada. Estaba muy gordo, así que empecé a cuidar la alimentación y a entrenar mucho. Los resultados empiezan a llegar», relata.

Química y confianza

Manejar un tándem «no es nada sencillo. Tengo que pensar por 2, cuesta mucho más arrancarlo y frenarlo por el peso que lleva, también el levantarnos del sillín a la vez en los repechos y tiene el hándicap añadido de las curvas. Vamos muy rígido por lo que los movimientos hacia los lados es muy limitado. Pero cada día voy aprendiendo más», comenta el deportista abulense.

El trabajo de compenetración es complicado y son conscientes de que aún queda mucho camino por recorrer. «Dependo de Noel, si no confío en él al 100% y no me llevo bien con la persona con la que comparto tantas horas en la bici, mejor bajarse y dejar este deporte. La confianza y la química es imprescindible para funcionar», subraya Carlos. El dúo español tiene sus propias claves de comunicación en carrera: «Si le toco la mano derecha es para que apriete y si es la izquierda, para que afloje. Además, llevo en mi manillar la pantalla de su pulsómetro para saber si va bien o mal y si puede dar más», comenta el piloto.

Noel-Carlos en el podio. Fuente: AD

Noel-Carlos en el podio. Fuente: AD

Esperan que esta medalla de oro en Estados Unidos les de el empujón necesario para seguir creciendo. «Hasta ahora sólo habíamos recibido apoyo con el material, pero enconómicamente nada. A partir de 2015 tendremos derecho a una beca y esperamos que nos alivie para preparar la temporada con tranquilidad. Los tándems tienen muchos gastos y averías, y tener ese colchón nos ayudará a preparar bien las carreras y viajar para competir sin tener que estar apurando cada euro».

Quieren disfrutar del maillot arco iris pero ya trazan nuevos objetivos para la siguiente temporada, con la vista puesta en los Juegos Paralímpicos de Río 2016. «Hay que mejorar en la pista, ya que en el velódromo aún no tenemos marcas decentes y habrá que trabajar mucho porque queremos ir al Mundial. Y también mantener el nivel que hemos adquirido en la carretera, intentaremos luchar por medallas tanto en las Copas del Mundo como en el Mundial de 2015, siempre pensando en alcanzar el sueño de estar en los Juegos de Río», concluyen.

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