Remando hacia Polonia con la plata de Bled en los labios
Jaime Canalejo y Javier García, que actualmente forman parte del equipo de remo nacional en la modalidad 4 sin timonel, conocieron este deporte de pequeños y desde el primer momento se engancharon a él. Hablamos con ellos.
Mariló Carvajal
Actualizado: 14/05/2015 20:10 horas
Sevilla tiene un color especial, pero la capital andaluza también puede presumir de tener un río y unas instalaciones que forman a los mejores remeros del país. Sobre las aguas del Guadalquivir hay cada día decenas de remeros, de toda España y de otros países, que se esfuerzan por llegar a lo más alto. Entre ellos, se encuentran Jaime Canalejo y Javier García (Club Náutico), 2 jóvenes sevillanos que hace apenas unos días subieron al 2º escalón del podio en la Copa del Mundo de Remo celebrada en Bled (Eslovenia).
Una plata que recompensa el esfuerzo diario y que da comienzo a un año marcado por la clasificación olímpica. Javier confiesa que, aunque iban muy bien preparados y no ha sido una sorpresa, esta medalla ha costado bastante conseguirla, pero ya con ella, de vuelta de esta competición, se muestran felices de un triunfo que deja muy buenas sensaciones para los Juegos Olímpicos. «Aunque faltan algunos países hemos ganado a 2 ó 3 rivales que son directos en la clasificación y siempre es importante empezar bien», sostiene Jaime.
No había una estrategia preparada para la de Bled, una regata bastante igualada que se complicó al ponerse el viento en contra y en la que los españoles fueron siempre en 3ª posición. Pero este grupo nunca da una remada por perdida y superó estas adversidades para conquistar la plata en los últimos metros. Una medalla que no es solo de Jaime Canalejo y Javier García, ya que junto a ellos en la embarcación Antonio Guzmán y Marcelino García (Real Círculo de Labradores) ponen todo su esfuerzo para llevar el remo español a lo más alto.
Un triunfo de 4 sevillanos que saben perfectamente cuál es su posición para alcanzar el objetivo. «El marca, Antonio, es el que lleva el ritmo del bote. Después estamos Marcelino y yo, en medio. Éstos suelen ser los más fuertes, los que solo se dedican a tirar, a seguir el ritmo del marca. Y después está el proa, que es Javier, es el de menos peso y el que lleva el nivel del bote», explica Canalejo. Aunque cada uno tiene una misión, ambos coinciden en que la clave del buen funcionamiento del equipo está en el compañerismo y en las ganas que todos derrochan por lograr la clasificación.
Juegos Olímpicos
El gran objetivo de este año: lograr una plaza para los Juegos Olímpicos de Río, y para ello tendrán que dar el máximo en el Mundial de Francia, en el que tendrán como rivales a algunos remeros con los que han competido en Eslovenia. Serbia, Bielorrusia, Alemania, Gran Bretaña o Nueva Zelanda tratarán de poner las cosas difíciles a los españoles.
Son conscientes de que en el Mundial habrá muchos botes y países pero «si seguimos haciendo las cosas como las estamos haciendo, vamos a llegar en buena forma al Mundial. Sabemos que estamos bien y que podemos conseguirlo», afirma Javier mientras que Jaime añade que «hemos quedado segundos pero estamos con los pies en el suelo porque sabemos que esto es muy complicado, que la clasificación olímpica no va a ser cosa fácil. Y ya tenemos antecedentes, por ejemplo, Marcelino García lo ha intentado ya un par de veces y no ha podido ser, así que sabemos que es una cosa muy complicada».
Para llegar hasta ahí, hay que pasar por diferentes pruebas. La más inminente será dentro de tan solo 2 semanas, cuando el equipo de remo español viaje al Campeonato de Europa de Polonia, en el que volverán a competir con rivales directos y donde el objetivo principal es entrar en la final.
Inicios en Sevilla
A pesar de su juventud, tanto Javier como Jaime, comenzaron en el remo de pequeños, en el Club Náutico de Sevilla. Javier empezó en este deporte a los 11 años, siguiendo los pasos de su padre, y, aunque al principio era solo una afición, fue la llamada de la selección la que hizo que le diera más importancia al deporte y empezara a sacrificarse.
Por su parte, Jaime se adentró en este mundo junto a su hermano hace ya 15 años. «Mi madre nos quería apuntar a un deporte, porque ya habíamos hecho fútbol como todos. Vimos en el periódico el remo y fuimos a preguntar y desde el primer día nos enganchó», recuerda Jaime.
Desde aquellos comienzos han pasado varios años en los que estos compañeros de equipo, y amigos fuera del agua, han entrenado durante horas cada día, compaginando el remo con los estudios y superando todas las adversidades y barreras que han podido surgir. «En 2009 tuve una lesión bastante fuerte y fue el peor año que he tenido. Pero nunca pensé en abandonar. ¿Dejar el remo? Nunca. Estuve desmotivado y tuve una época mala, pero nunca pensé en dejarlo», garantiza el proa de la embarcación.
En estos malos momentos es fundamental tener a un compañero que sea, además, amigo. «Con Canalejo llevo desde que era pequeño. Es mi amigo y mi compañero de bote tanto en el club como en la selección. Es un punto a favor nuestro, tanto dentro del agua como fuera estamos siempre juntos y eso nos ayuda mucho a la hora de competir, de entrenar, de ayudarnos, de motivarnos y de estar siempre apoyándonos el uno al otro», declara Javier.
Así han ido labrando una extraordinaria trayectoria profesional, cosechando importantes triunfos y victorias, aunque para Jaime, esta plata en la Copa del Mundo tiene una gran importancia. «Nunca había conseguido una medalla internacional de este calibre. Es una alegría por el trabajo y esfuerzo realizado. La valoro muy positivamente porque he dado un cambio muy grande. De pequeño destacaba, pero no mucho, y desde hace 3 o 4 años empecé a destacar más. He mejorado físicamente y eso se nota, así que estoy muy contento y mi valoración es muy positiva», manifiesta el remero.