Lorenzo Ribes: «Me quedé a las puertas de Londres, pero Río 2016 tiene que ser mío»
Jesús Ortiz García
Actualizado: 09/02/2015 11:24
Acaba cada sesión de entrenamiento exhausto, con algunos cardenales en las manos y en los brazos causados por el impacto del arma de su maestro, Carlos Soler, participante en 4 Juegos Paralímpicos. Ahora, como seleccionador español de esgrima en silla de ruedas prepara a su alumno Lorenzo Ribes, un malagueño que buscará dar estocadas en los Juegos de Río de Janeiro: «Voy a por ello».
Pregunta.- En 2012 rozó su billete para los Juegos de Londres, ¿cómo va el camino hacia Brasil 2016?
Respuesta.- Estamos en un año preolímpico en el que tenemos que competir en un mínimo de 9 pruebas internacionales. Mi objetivo es mejorar y conseguir meterme entre los 15 mejores que irán a los Juegos. Actualmente estoy el 18, lo tengo muy cerca, falta subir un escalón. Londres se me quedó a las puertas, me dolió mucho no poder acompañar a Carlos en sus últimos Juegos. Y Brasil voy a por ello, Río tiene que ser mío.
R.- ¿Qué sensaciones le dejó su primera Copa del Mundo de la temporada?
R.- En Eger, Hungría, estuve muy bien, estuve entrenando durante un mes en San Sebastián con los compañeros del Club Fortuna e iba pletórico, muy fuerte y eso se reflejó en los resultados, con un 12 puesto entre una gran afluencia de tiradores, unos 60. Hace tiempo en Canadá fui 8º, pero este lo considero mi mejor resultado por el nivel que había, fue una alegría, casi como si fuese ganado.
P.- Y en la segunda prueba casi se queda sin poder competir en Hong Kong porque no había viabilidad económica.
R.- Si hubiese dependido sólo de mí no habría ido porque no tenía medios para afrontar unos 2.000 euros. Gracias a que Carlos Soler intervino, la Federación Española de Esgrima nos ayudó para que Alejandro Prior y yo pudiésemos competir. Los resultados no fueron los esperados porque me fallaron algunas cosas, pero logramos puntos que sirven para sumar.
P.- ¿Qué necesita para poder mantenerse en la élite de la esgrima en silla?
R.- Deportivamente necesito entrenar mucho, ahora mismo entreno 5 días a la semana con una media de entre 3 y 4 horas de esgrima, además de gimnasio, bicicleta… A mediados de abril me voy otra vez a San Sebastián para entrenar con varios compañeros, apartado de mi familia casi 2 meses. Y a nivel económico me falta mucho, aunque cuento con Ortopedias Poyatos que me está ayudando mucho, también los jóvenes de Vinoteca Baco de Torremolinos, sin ellos sería imposible. Cada vez que voy a una competición cuesta unos 1.200 euros, este año tengo que ir a 12 y un bolsillo de una persona normal no lo puede afrontar.
P.- ¿Cómo es su rutina de entrenamiento?
R.- Llego a la sala que tenemos en el Pabellón José María Martín Carpena de Málaga a las 9.00 horas y empiezo a calentar articulaciones, espalda, codo, hombros durante unos 45 minutos porque cómo la esgrima es todo movimientos de explosión y fuerza, si no calientas bien terminas con lesiones. Después llega Carlos para dar clases de mano y tirar. Cuando termino de entrenar son las 12.00 y luego al gimnasio.
P.- Carlos Soler nos dijo que a usted le falta controlar la agresividad en los combates, ¿la canaliza ya mejor?
R.- Lo llevo mejor, la voy controlando poco a poco (risas). He avanzado, he tenido que trabajarlo mucho, me ha costado, pero he cambiado muchas cosas en la forma de entrenar en estos últimos 6 meses y se ve en los resultados gracias a Carlos. Aunque a veces el maestro es duro, el brazo lo tengo marcado y el tocado duele por mucha chaqueta que lleve (risas).
P.- Espada, sable y florete, ¿alguna preferencia por una de estas armas?
R.- Mi arma es el sable, la espada la hago porque en competiciones internacionales es obligatorio utilizar 2 armas. Soy sablista, no tengo paciencia para una espada, en la que hay que esperar más el momento.
P.- ¿Y en qué consiste la esgrima en silla de ruedas?
R.- Es un deporte muy bonito, no pensaba que me iba a enganchar tanto. Es muy mental, tienes que tener la cabeza fría, ser muy rápido con las reacciones, estar atento no sólo con lo que vas a hacer, sino en adivinar lo que quiere hacer el contrario. La diferencia con los de a pie es que nuestras sillas están ancladas a una base y el único movimiento que tenemos es el tronco. Es un deporte individual, no tienes que contar con el esfuerzo de otra persona, tú sólo con tu arma y el oponente. La competición se divide en 2 fases, una de poules que es como una liguilla entre 6 tiradores y eso es lo que determina el ránking. Si no quedas eliminado se hacen cruces para seguir avanzando.
P.- ¿Y qué supone para usted este deporte?
R.- La esgrima para mí significa mucho, un deporte donde centrarme y desarrollarme como persona. Cuando tuve el accidente me abandoné mucho, me puse demasiado gordo y con la esgrima he mejorado a nivel físico y personal, afronto los problemas y reacciono de otra manera.
P.- ¿Cómo llega al mundo de la esgrima?
R.- Tuve un accidente de moto hace 15 años y con el tiempo conocí a Carlos en Torremolinos, él se estaba preparando para ir a los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008 y me animó a que lo probase. Siempre había practicado deportes de contacto como full contact y como la esgrima también es de pegar fuerte, sabía que me gustaría (risas).
P.- A pesar de ser un deporte de origen español, ¿cree que se trata de una disciplina poco valorada en España?
R.- Más bien es poco conocida, si es valorada porque la gente que la ha probado ha continuado en este deporte. El problema es que tenemos poca repercusión, apenas salimos en los medios de comunicación. Cuando Carlos Soler participó en los Juegos de Londres no había información, si querías saber sus resultados tenías que buscar alguna página por Internet. En Málaga se hizo una Copa del Mundo en 2011 y tuvo mucha difusión gracias al Ayuntamiento y hubo mucha afluencia de público, a la gente le gustó nuestro deporte. Pero después vas a competiciones nacionales y en el pabellón sólo estamos nosotros y algunos familiares. Eso influye en que no haya patrocinadores y que esto no avance.