Desde Argolell, un pequeño núcleo urbano de unos 20 habitantes cercano a la Seu d’Urgell y fronterizo con Andorra, aterriza en Sochi una deportista combativa, afable y constante. Laura Orgué, nacida en Igualada (Barcelona) hace 27 años, es el esfuerzo llevado al límite. Los 3 podios que ha logrado en Copa de Europa suponen un plus de confianza para afrontar duras pruebas del esquí de fondo en sus terceros Juegos Olímpicos. No sabe que proyecto le espera después de las Olimpiadas, pero lo que sí tiene claro es que dará mucha guerra a sus rivales en la ciudad rusa.

Jesús Ortiz García

Pregunta.- Será la primera española en ‘abrir fuego’ en las Olimpiadas de Sochi, ¿cómo lo afronta?

Respuesta.- Con mucha ilusión y a la vez respeto. Es la máxima competición a la que un atleta puede aspirar a participar y esto la hace realmente atractiva y especial. Querer dar lo mejor de uno mismo en una competición de estas características es un gran reto y hay muchos factores que influyen para que todo salga bien. Físicamente llego en un buen momento y mentalmente estoy lista. Los nervios estarán presentes, pero hay que asumir que son compañeros de viaje y no verlos como el enemigo. Hay que confiar en que todo va a ir bien y, sobre todo, competir bien.

P.- Llega relanzada después de subir a varios podios esta temporada ¿no?

R.- Hasta el momento estoy contenta con los resultados. He conseguido 3 podios de 4 competiciones de Copa de Europa en las que he participado. Y también ha sido un año bueno en la Copa del Mundo, donde conseguí el puesto 17 en Polonia, mi mejor posición en esta competición.

P.- En Turín 2006 acusó en exceso su juventud y en Vancouver firmó un gran puesto 27, ¿cómo gestiona el reto de Sochi?

R.- Los de Sochi son muy distintos a los de Turín, donde iba a participar y a coger experiencia. En Vancouver ya no me bastaba solo esto y mi objetivo era entrar entre las 30 primeras. Lo conseguí y, ahora, el reto es mejorar esta posición. Y, queriendo ser un poco mas exigente, incluso diría que mi objetivo es intentar estar entre las 20 ó 25 primeras. Sería un logro importantes para un país en el que no hay cultura de esquí de competición. Competir de tú a tú con países centroeuropeos en los que tienen mucho más desarrollados los deportes de invierno debería hacernos estar satisfechos. Ya no hablo de los países escandinavos, de los cuales nos encontramos todavía muy lejos.

La esquiadora de Igualada en una competición | AD

P.- ¿Quiénes entrarían en su quiniela para pelear por las medallas?

R.- Las favoritas para medallas son las escandinavas, Noruega, Finlandia y Suecia. También se dejará ver la polaca Justyna Kowalcyc. Pero, sin duda, la atleta más destacada será Marit Bjorgen, que está demostrando estar en un gran estado de forma.
Mis rivales más cercanas serán corredoras de Francia, Italia, Austria y Suiza.

P.- Le esperan las pruebas de 10 kilómetros, 30 y los 15 combinados, ¿en cuál se ve con más opciones de alcanzar cotas altas?

R.- No tengo preferencia por ninguna de las 3, todas me gustan y, si consigo llegar en buen momento de forma, creo que en todas tengo posibilidades de conseguir un buen resultado.

P.- ¿Conoce ya el complejo ‘Laura’ en el que competirá en Sochi?

R.- Compartimos nombre, simpático detalle. El año pasado estuvimos allí compitiendo en una Copa del Mundo y me salió una buena carrera en la que entré la 27, por eso guardo un buen recuerdo. Todo lo que sean inputs positivos juegan a mí favor y, por el momento, pensar en el circuito de Sochi me recuerda buenas experiencias.

P.- ¿Cuáles serían sus virtudes como deportista y dónde debe mejorar?

R.- El esquí de fondo es un deporte muy completo, en el que se combina resistencia, potencia y fuerza. Y, a la vez, el aspecto técnico es más que importante. Mi pata coja es la fuerza y la potencia. Parto de la base de que todo es mejorable todavía, pero mi punto fuerte es la resistencia física a este tipo de esfuerzo y también destacaría la constancia, aunque para mí es algo imprescindible en el deporte de alto nivel, una condición innegociable.

P.- ¿Qué le aporta el esquí de fondo?

R.- Muchas cosas, por un lado, me gusta muchísimo el deporte en sí por el tipo de esfuerzo físico y por los lugares donde se practica. Por otro, soy una persona competitiva, me gusta ponerme retos y un dorsal. Y por último, aunque en España no es así, internacionalmente es un deporte muy profesional, me gusta estar dentro de este mundo, esforzarme y que sea difícil conseguir buenos resultados.

Laura tras ser 2ª en Italia en Copa Europa | RFEDI

P.- Las ganas de ir superando retos también le llevó a practicar su otra pasión, las carreras en montaña.

R.- Desde hace 3 años formo parte del equipo Salomon Santiveri y participo principalmente en pruebas de kilómetro vertical. En los dos últimos años he conseguido ganar la Copa del Mundo de esta modalidad y estoy muy contenta con ello. Me gusta correr por la montaña y si es con dorsal puesto, mejor.

P.- Después de tantos años en la alta competición, ¿qué le espera después de Sochi?

R.- Eso me pregunto yo. El futuro no está escrito, hay que escribirlo y ahora mismo me he quedado sin papel. De momento me concentro en las carreras próximas de los Juegos y en acabar la temporada. Después ya cogeré papel y boli para esbozar mi futuro.

P.- ¿Cree que su experiencia servirá de correa de trasmisión para otros fondistas españoles?

R.- La falta de medios y los recortes en el presupuesto no ayudan al desarrollo de este deporte. El hecho de fomentar la base para hacer crecer el número de corredores va a ser algo difícil. No tengo ni idea de si mi carrera deportiva va a servir de algo para los deportistas que ahora están empezando y sueñan con poder competir en Copa del Mundo, Mundial y Olimpiadas. Pero sí me gustaría que, a pesar de las dificultades económicas en las que se puedan encontrar, no dejen de creer en lo que hacen y que se guíen siempre por los valores del esfuerzo y del trabajo duro. Muchas veces los resultados no llegan, pero hay que seguir insistiendo hasta la saciedad. En el deporte de competición, salvo en los grandes campeones, suele haber más decepciones que alegrías, pero el día que llega, la alegría es 10 veces más gratificante.