Alfonso ‘Sete’ Benavides en su canoa antes de afrontar una prueba de C-1 200 metros. Fuente: RFEP

Sete Benavides, la referencia en C-1 200 metros del piragüismo español, logró hace unos días la plata en el Europeo y ya otea su próximo objetivo: el oro en el Mundial.

Jesús Ortiz García

Ambición, constancia y competitividad son algunas de las palabras que definen a Sete Benavides. La gran referencia del C-1 200 metros del piragüismo español crece a pasos agigantados cada vez que clava las hojas de sus palas en el agua para volar. Descarado e insaciable, hace unos días conquistó en Brandeburgo (Alemania) su tercera plata continental de manera consecutiva -tras las de Belgrado y Zagreb-, pero ya otea un nuevo objetivo: el oro en el Mundial de Moscú.

La ‘Bestia’ del Lago Esperanza (Alcudia, Mallorca), donde pone la maquinaria a punto, no da tregua y ya está preparado para morder a sus rivales en la pista rusa. En el reciente Europeo no pudo dar caza a Alexey Korovashkov y acabó como subcampeón con un tiempo de 43.033 segundos. «Fue una final lenta y complicada porque había bastante viento en contra, aún así estuvo reñida. Se resiste el oro pero no me obsesiona, seguramente llegará en el momento oportuno», confía.

El balear durante un entrenamiento. Fuente: RFEP

El canoísta del Real Club Náutico Port de Pollença continúa con disciplina y sacrificio el plan trazado por Kiko Martín para asaltar la cima mundialista. «La temporada va como habíamos previsto, los tiempos están saliendo, estamos puliendo algunas mejoras para hacer un 200 perfecto y a ver si en el Mundial funcionan», explica.

Arrancó este curso con brío logrando el título en la Copa del Mundo de Milán y la plata en el circuito germano le ha dado un plus de confianza para encarar la gran cita del año, donde espera mejorar el bronce que cosechó en 2013 en Duisburgo (Alemania). Él lo tiene claro: «Voy a por el oro aunque si es una medalla de otro color estaría genial. Siempre aspiro a lo máximo y si el día de la competición los rivales me ganan, les felicitaré, pero me dejaré la piel en cada metro para vencer al que tenga a mi lado».

Del curso de verano a las Olimpiadas

Fue su primer campeonato del Mundo absoluto en Szeged (Hungría) en 2011 el que elevó a Benavides a la aristocracia del piragüismo con un bronce. Aquel niño al que su madre apuntó junto a sus hermanos a un curso de verano empezó a seguir la estela de su ídolo. «Comencé con 13 años en Pollença y me animé a seguir después de ver la medalla de oro de David Cal en los Juegos de Atenas. Y ahora coincido con él en las competiciones», recalca.

Como ocurrió en los Juegos Olímpicos de Londres, donde rozó el podio al quedar en 4º lugar. «Ya está más que olvidado», afirma el balear, que busca llegar a Río de Janeiro 2016 en plenas condiciones. «En las anteriores Olimpiadas competí más limitado y con pocos entrenos. Ahora, cada año me estoy encontrando mejor y en el Mundial de 2015 en Milán me clasificaré si quedo entre los 7 primeros», añade el deportista becado por la UCAM.

Consciente de las dificultades económicas que afecta al deporte español, Benavides cree que para mantenerse a flote en piragüismo necesita lograr resultados: «Cuando ganas, todo el mundo te apoya, pero si no llegan los títulos se olvidan de ti, nadie te echa una mano, así que tendré que seguir ganando medallas». Entre el 6 y el 10 de agosto en Moscú, volverá a activar sus paladas para mantenerse encaramado al podio.