Julia Figueroa lucha por un ippon olímpico
La judoca cordobesa de 23 años se consagra entre las mejores en la categoría de -48 kilos y busca con trabajo e ilusión una plaza para las Olimpiadas de Río de Janeiro 2016.
Jesús Ortiz García
Actualizado: 7/11/2014 18:30 horas
El año pasado fue una de las revelaciones sobre el tatami y esta temporada está siendo la de su consagración. La joven promesa Julia Figueroa se ha convertido en realidad y ha logrado erigirse como un referente en el judo español con su tesón y esfuerzo. De físico liviano y con un peso corporal de 48 kilos, la andaluza da mucha guerra siempre que sale a competir. Su sueño es alcanzar unas Olimpiadas y emular a una de sus ídolos, Isabel Fernández, cuyo oro en Sidney 2000 fue la última medalla de un judoca español en unos Juegos Olímpicos.
«Soy muy cabezona y tengo un objetivo fijado: Río de Janeiro 2016, voy a ir a por todas. No daría nada por estar allí porque estoy convencida de que me voy a clasificar (risas)», recalca la cordobesa. De momento, la temporada se está desarrollando bien. «Estoy puntuando desde que empezó el ciclo olímpico. Fui plata en la World Cup de Madrid, bronce en el Grand Prix de Cuba, un 5º puesto en el Grand Prix de Hungría, el pase a octavos de final del Mundial y una plata en el Grand Prix de Croacia», repasa.
Unos resultados que alimentan su sueño olímpico. «Hace unos años lo veía algo lejos, pero en estos momentos estoy convencida de que está a mi alcance», asegura la judoka de 23 años. Para lograr una plaza en los Juegos tiene que terminar entre las 14 primeras de la clasificación y ahora figura en el Top 20.
«Está caro el billete aunque lo puedo conseguir. Queda un largo camino pero estoy fuerte y en cualquier momento puedo despuntar y terminar de explotar. Las competiciones están saliendo como esperaba y en los entrenamientos voy mejorando los fallos para ser una de las mejores», apunta.
Julia afronta una osada aventura por amor al judo, ya que no cuenta con ninguna beca y para competir en citas internacionales ha tenido que costearse los desplazamientos. «Si no voy a torneos en el extranjero no consigo puntos y no subo puestos en el ránking. Con el dinero que me dan mis padres siempre hago cálculos para que todo cuadre. También este año he contado con la ayuda de la federación española y de la valenciana. Tengo que aprovechar estas ocasiones para demostrar mi nivel y que me sigan apoyando», insiste.
Gira asiática
Sus próximos objetivos se centran en la gira asiática que realizará con la selección española con varios campeonatos en China, Corea del Sur y Japón. «Será un mes a tope, sin parar y luego regresaremos el 18 de diciembre. Menos mal que se disputa antes de Navidad, ya que de lo contrario nos costaría movernos en el tatami», bromea. El control del peso corporal es lo que peor lleva: «Es lo más duro, se pasa muy mal. Hay que cuidar mucho la alimentación y en los días previos a una competición pasamos mucha hambre y sed».
Un sacrificio que forma parte de la férrea disciplina que lleva siguiendo desde que empezó en este deporte. «Me inicié a los 4 años, en mi colegio como actividades extraescolares había inglés, fútbol y judo, así que decidí probarlo, me llamaba la atención», cuenta. A los 18 años dejó su Córdoba natal y se desplazó hasta el Valencia Club de Judo para enrolarse en un proyecto que abanderan Laura Gómez y Sugoi Uriarte, quienes dan cobijo a las promesas de este deporte con alojamiento y entrenamientos.
«Me han ayudado en todo, desde cómo entrenar bien hasta la experiencia en la competición. Los considero mis amigos, son 2 grandes personas y hacen que el equipo sea una familia», añade. En tierras valencianas ha madurado y se ha convertido en una judoka «bastante completa, no sobresalgo en algún aspecto pero en suelo me defiendo bien y puedo sorprender, técnicamente voy bien y también destaco por mi fuerza y agresividad». El kimono lo suda cada día combatiendo con sus compañeros, siempre implicada y al pie del cañón, si la tiran se vuelve a levantar, no hay tiempo que perder, Julia Figueroa tiene entre ceja y ceja el objetivo olímpico.