Match en la Cochera Cabaret de Málaga en 2024. Fuente: Daniel Sánchez

Hay himnos, banderas, banquillos, afición, arbitraje, faltas… los Match de improvisación teatral adaptan los juegos a la competición… y que gane el mejor, o el que más le guste al público.

Laura Pérez Torres

@lauraescreativa
15 de enero de 2025, 14:00

En el mundo del teatro, la improvisación ha sido tradicionalmente una herramienta pedagógica y creativa, pero en las últimas décadas ha evolucionado hasta convertirse en una disciplina artística con su propia identidad. Aún más sorprendente es su vertiente competitiva: la impro deportiva. Este fenómeno, que mezcla el arte dramático con la dinámica de una competición de deportes de equipo, está ganando terreno en escenarios y festivales de todo el mundo.

El actor y cómico Rafa Frías, fundador de la compañía Alikindoi Impro, explica que “la principal diferencia entre el teatro textual y el teatro de improvisación es que este último trabaja sin guión, sin tener nada previsto. La clave es estar en el aquí y en el ahora, seguir muy atento todo lo que sucede para la construcción de historias en equipo”.

Rafa Frías, Alfonso Garzas, Lucía Blein y Gisela Escoda. Fuente: Festig’24

Según el cómico jiennense, “otra cualidad de la impro es el reto de crear algo de la nada, en ocasiones junto a improvisadores con los que nunca has coincidido, pero que hablan el mismo lenguaje que tú”. Desde el punto de vista del público, “es el factor sorpresa que otorga la construcción colectiva, del que se le implica activamente y se siente parte. Por tanto, es un aliciente adicional para que se genera una comunidad muy chula que hace que sea un producto que atraiga y que aporta ese valor extra que el teatro textual no tiene porque está más encorsetado”, comenta Frías.

La impro deportiva es una modalidad del teatro de improvisación que transforma el acto creativo en un espectáculo competitivo. Inspirada en los deportes tradicionales de equipo, este formato enfrenta a dos equipos de improvisadores en un duelo escénico. Los participantes crean escenas, historias o personajes en el momento, basándose en sugerencias del público o en desafíos previamente establecidos.

La estructura de la impro deportiva incluye un árbitro que dicta las reglas, propone los juegos y asegura el cumplimiento de las normas. El público también juega un papel fundamental, ya que actúa como juez y decide qué equipo merece el triunfo en cada ronda. Este formato, además de ser altamente interactivo, combina la tensión de la competición con el humor y la creatividad característicos del teatro de improvisación.

La impro deportiva tiene sus raíces en Canadá, donde a finales de los años 70 el formato ‘Match’ fue desarrollado por los actores Robert Gravel e Yvon Leduc. Inspirados en el hockey sobre hielo, adaptaron las reglas de este deporte a un contexto teatral, introduciendo elementos como los uniformes, los tiempos limitados y las penalizaciones por infracciones creativas. Desde entonces, el formato se ha expandido a países de todo el mundo, adaptándose a las culturas locales y evolucionando en nuevas variantes.

La actriz, cantante y bailarina catalana, Gisela Escoda, que pertenece a la compañía Alikindoi Impro, destaca “la relevancia que toma la palabra equipo en la improvisación deportiva. No solamente el propio, sino el conjunto de jugadores en su totalidad. Hay que estar en constante escucha, comunicación y sintonía con tus compañeras y adversarias, para que el resultado que importa, que es el del espectáculo, sea el único y verdadero merecedor de todos los laureles”.

“Lo primero que vi de impro fue un match”, describe Feña Ortalli, improvisador argentino, que con sus más de 20 años de experiencia en este mundo es todo un referente internacional. Desde 2016 vive en Madrid, donde trabaja como actor y docente. “Recuerdo volver a mi grupo de teatro y convencer al director de que teníamos que hacerlo. Tres años después, me apunté en esa escuela de impro y, al año siguiente, ya estaba jugando en el elenco profesional”.

Según Ortalli, “la evolución de la impro deportiva es rara y bastante dispar. A nivel mundial podemos hablar de dos grandes vertientes: Match de improvisación y Theatresports; y un poco más adelante habría que agregar también el Catch. Si hablamos de Match, tenemos que tener en cuenta que desde su origen -a finales de los 70- hasta el día de hoy, solo sigue siendo popular en comunidades francófonas como Canadá, Bélgica, Suiza y Francia; y en Italia, donde es el formato más representado en todo el país. Más allá de que haya espectáculos de Match exitosos en otras latitudes muy disímiles”.

Por otro lado, “la versión de impro deportiva creada por Keith Johnstone -Theatresports- sigue siendo un formato clásico de muchas compañías johnstonianas. El Catch, por su parte, cogió un poco de cada uno de sus antecesores y es el elegido por varios festivales y compañías en diferentes partes del mundo”, detalla el argentino.

En cuanto a la impro deportiva, Rafa Fría indica que “aporta valores muy similares a los del deporte porque se está construyendo en equipo, junto a tus compañeros; a lo que hay que añadir la creatividad, el ingenio, la rapidez mental, el descaro, el resumen, el transmitir una historia en dos minutos, el divertir en dos minutos, esa gestión del tiempo, de esa rapidez, de estar pendiente de muchas cosas a la vez: que sea falta, que sea construcción, que si los compañeros, que si la dinámica del juego… es como echar humo, ¿no? trabajo en equipo, concentración a muerte y diversión”.

La impro deportiva en España

En España, la impro deportiva ha crecido de manera significativa en las últimas 2 décadas. Ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia se convirtieron en epicentros de esta disciplina, con compañías como ImproMadrid, Planeta Impro y Jamming liderando el movimiento. “Algo que me llamó mucho la atención al venirme a vivir a España fue cómo aquí se suele utilizar el concepto «impro deportiva» para hacer referencia a cualquier espectáculo de juegos de impro, haya competencia o no. Hay una malinterpretación de lo que significa la competencia, y una comodidad que hace que el enfoque se quede en la superficie, sin profundizar en los porqués (que tanto me fascinan) de cada propuesta artística”, apostilla Feña, quien añade “que hay un abuso de los formatos de impro deportiva por parte de las escuelas, en donde se expone al alumnado sin ningún tipo de cuidado a algo que puede ser muy brutal. Pero claro, la competencia tira; al público le gusta y, a decir verdad, a todos y todas nos gusta ganar”.

En Andalucía destaca la Tetera Impro de Granada a la que se suman compañías como Alikindoi Impro, Propón Teatro, Impropechá, Improductivos Teatro o Théâtre des Vampires, entre otras. Estas agrupaciones no solo realizan espectáculos regulares, sino que también organizan talleres y torneos que fomentan el desarrollo de nuevos talentos.

El actor e improvisador granadino Rafa Villena, director de La Tetera Impro, fue uno de los pioneros en sumergirse en el ámbito de la improvisación en Andalucía. “La impro deportiva fue lo primero que conocí de la impro en 2005. Borja Cortés y Pablo Pundik venían a Víznar, Granada, a dar unos talleres enmarcados en un proyecto de Alfredo Mantovani en el que se hacía una semana de talleres de teatro y convivencia. Ahí se recibieron los primeros cursos de impro en Andalucía”.

Rafa Villena (centro). Fuente: Canarias Improvisa

“Granada fue el punto de partida de la impro en Andalucía, antes de ello llegó a España por primera vez de la mano de Carles Castillo con su compañía Imprebis a Valencia, de ahí se extendió a Barcelona y Madrid y rápidamente a Granada”, detalla Villena, quien recuerda que “se jugaba Match con las reglas oficiales internacionales. Las actrices y actores éramos muy amateur y no teníamos apenas formación. Tuvo muchísimo éxito en aquellos años de público pero no tenía ninguna ayuda; y sigue sin tener la ayuda un impacto en la producción actualmente”.

Villena destaca “el formato adaptado de la lucha mexicana”, donde parejas de artistas compiten en un ring y recuerda, sobre todo, el Nacional de Match en Castellón. “Nos enfrentábamos por comunidades autónomas y fue muy especial. Nos lo pasamos en grande y tuve la suerte de capitanear y seleccionar al combinado andaluz”, comenta.

Los eventos de impro deportiva en España suelen ser muy participativos, con un público entusiasta que disfruta de la mezcla de humor, creatividad y tensión competitiva. Festivales como el ‘ImproFest’ en Barcelona, el ‘Match Nacional de Impro’ en Madrid o el ‘Festig’ en Granada han consolidado el interés por esta disciplina, atrayendo tanto a espectadores locales como internacionales.

Aunque la impro deportiva tiene un carácter competitivo, su esencia sigue siendo profundamente colaborativa. Los improvisadores deben trabajar en equipo, escucharse mutuamente y construir historias coherentes en tiempo real. Esto requiere una mezcla de habilidades técnicas, como la rapidez mental y la creatividad, junto con una gran dosis de empatía y conexión grupal. Ortalli, quien también es fundador y director de la Revista Status, señala que “la competencia es para las personas que nos gusta competir. Eso significa que, quienes competimos, desde el comienzo aceptamos lo que eso conlleva (ganar-empatar-perder). Al producir un espectáculo de impro competitiva, lo que tiene que primar es siempre el show por sobre los egos. Y eso es muy difícil de gestionar para algunas personas. La competencia real se vuelve más evidente que la competencia ficticia, que es la que, a fin de cuentas, le vendemos al público”.

Asimismo, “un concepto asociado a la impro deportiva que considero muy importante es la precisión. Dicen que el fútbol total es precisión en velocidad. Entonces la impro total también debe ser eso. Tener precisión en una escena corta es algo muy difícil de lograr”, describe el argentino, quien se centró en esta disciplina durante los primeros años de su carrera, lo que le permitió disfrutar de sus primeros festivales internacionales (España 2005 y Alemania 2006), siendo la piedra angular de su carrera como improvisador viajero.

Faltas y penaltis

Reglamento internacional de Match.

Al igual que en un partido, en el Match de impro hay faltas, infracciones que los improvisadores pueden cometer durante el juego y que afectan a la puntuación y al desarrollo del encuentro, ya que si un equipo suma tres faltas le otorga un punto al conjunto rival. El árbitro es el juez del juego, en cualquier momento puede penalizar a un jugador o a un equipo por una infracción o una actitud que perjudique a la calidad del mismo. Por cada infracción, el equipo castigado podrá recibir una o dos faltas de sanción. Las faltas son señaladas por el árbitro a través de un código gestual donde se indicará la naturaleza de la misma. Aquí no hay VAR, las decisiones del árbitro son indeclinables, indiscutibles y determinadas solamente por su criterio personal.

Entras los diferentes tipos de faltas regulares se encuentran la de ‘tema no respetado’ (cuando el título o la categoría de la improvisación no aparecen); ‘confusión’ (cuando hay caos); ‘falta de escucha’ (cuando se confunden personajes, situaciones o lugares); ‘rechazo de personaje’ (cuando un jugador olvida su personaje); ‘cliché (cuando se utilizan textos, imitaciones o letras de canciones que pertenezcan al imaginario colectivo) o ‘desconexión’ (distracción causada por un estimulo externo como la risa). También hay faltas por ‘proceder ilegal’, ‘ya visto’, ‘número ilegal de jugadores’, ‘accesorio ilegal’, ‘chulería’, ‘juego demorado’ o ‘adelantado’ y ‘rudeza’.

Las faltas mayores son faltas graves y equivalen a dos infracciones regulares, es decir, penalizan doble. Entre ellas están ‘bloqueo’ (cuando un jugador o equipo no deja jugar a otro); ‘mala conducta’ (falta de respeto); ‘penalización mayor’ (falta muy grave considerada por el árbitro: equivale a una tarjeta de ‘galeras’ que supone dos improvisaciones sin jugar). ‘Castigo de match’ (acción que el árbitro considere una falta gravísima, o a la reiteración por segunda vez de una penalización mayor: equivale a una tarjeta de ‘muerte’ y a la expulsión del jugador por el resto del partido).

Si el encuentro -Match- finaliza en empate la resolución se decide por penaltis. Serán tres improvisaciones comparadas, de un jugador por equipo, estilo libre, de 30 segundos de duración máxima, alternándose el turno. De terminar igualada la serie de penaltis, se procederá a la muerte súbita. La mínima diferencia establece al ganador.

Fútbol e impro, un césped de creatividad

Hincha sufridor de Boca Juniors, Feña Ortalli se ha tenido que enfrentar en numerosas ocasiones a la pregunta ¿qué te gusta más: la improvisación o el fútbol? Y aunque siempre genere un poco de suspenso al responder, tiene claro que el fútbol es “definitivamente” su pasión y por eso nació el libro ‘Dinámica de lo impensado’ (que ahora tiene su segunda parte) donde la improvisación salta al terreno de juego.

“Pocas cosas me hacen más feliz que jugar al fútbol o ver un buen partido. Siempre fui hincha de Boca Juniors. Miraba (sufría) todos los partidos y conocía a todos sus jugadores. Hoy en día, puedo decir que ya me da exactamente igual cómo salgan los partidos. En parte por la distancia (vivo en Madrid hace casi 9 años) y en parte por cierta madurez que me permite preocuparme por cosas más importantes”, aclara el improvisador, quien señala que “hoy en día veo un partido de fútbol de la misma forma que veo una obra de teatro, desde el placer, y la admiración por la belleza y las cosas bien hechas. Dicho esto, quiero que el Real Madrid pierda hasta en los entrenamientos” -y no bromea-.

Feña Ortalli. Fuente: Global Impro

Siempre le gustó escribir sobre impro. “Cuando empecé en esto -hace más de 20 años- escribía las reseñas de los partidos de Match que se jugaban en la compañía a la que pertenecía. Me fascinaba hacer los resúmenes, analizar las estadísticas y opinar al respecto. Años más tarde, en 2010, comencé a editar la revista Status, -que sale mensualmente desde entonces- y eso me dio mucha práctica. Me acostumbré a plasmar mis ideas por escrito. Así que, de editar una revista mensual a escribir un libro, había un paso menos”, narra Feña, quien confiesa que “la idea de que ese libro sea sobre las conexiones posibles entre la impro y el fútbol nació desde una imagen: la de ver la cara de mis estudiantes cada vez que hacía alguna referencia o analogía futbolística. De cada 10 personas, 9 me miraban con cara de «qué está diciendo» y a una se le iluminaba el rostro, mientras asentía con la cabeza. Es por eso que dedico estos libros a ese 10% de futboleros y futboleras del mundo de la impro”.

Una de las primeras analogías que se pueden identificar fue un concepto al que llamó “dos cortas y una larga”. “Un concepto futbolístico tan específico que ni siquiera ese 10% del que hablaba antes solía decodificarlo. Esa necesidad de explicarlo fue un trampolín para ponerme a escribir. Y luego, como todo, fue cuestión de ir tirando del hilo para que más analogías fueran apareciendo”, comenta Ortalli, quien insiste sobre que “la analogía principal, es a nivel general. Como improvisadores e improvisadoras, al igual que deportistas, sabemos que hay cosas que pueden llegar a suceder, en ciertos contextos y en determinadas situaciones, pero no sabemos exactamente qué, cómo, ni cuándo. Lo que nos queda es desarrollar la mayor cantidad de habilidades y herramientas para reaccionar a esos estímulos internos y externos de la mejor manera posible. Mientras más preparación tengamos, mejores seremos”.

“La fresa del postre la puso Dante Panzeri con su hermosa definición del fútbol como ‘dinámica de lo impensado’. Así que el título ya estaba claro desde el principio”, concluye el actor xeneize, quien se define como un improvisador “medio-centro. Un 5 de toda la vida. No me gusta complicarme, y creo tener la habilidad suficiente (y la experiencia) para jugar simple. Me gustan los mediocampistas centrales como Busquets y Rodri”.