Enhamed: «Las medallas acaban en un cajón, el Ironman me sabe mejor»

Enhamed Enhamed junto a su guía Andreu Fuentes en el tándem.

Enhamed Enhamed junto a su guía Andreu Fuentes en el tándem.

El deportista canario, que acumula 9 medallas en los Juegos Paralímpicos, se ha convertido en el primer español ciego en completar uno de los triatlones más duros del mundo, el de Lanzarote.

Jesús Ortiz García 

Con 8 años fue la última vez que montó en bicicleta cuando un desprendimiento de retina «la ceguera le ganó la batalla». «Lo intenté varias veces, no conocía el peligro y me caía. Rompí unas cuantas hasta que mi madre me dijo que lo dejara», recuerda. Ahora, con 26 años ha vuelto a correr sobre ruedas para cumplir un sueño, completar el Ironman de Lanzarote, uno de los triatlones más duros del mundo. Para Enhamed Enhamed no hay reto que se le resista y con mucho tesón y trabajo ha hecho historia. 

13 horas, 53 minutos y 55 segundos tardó en acabar una prueba que consta de 3,8 kilómetros de natación en mar abierto, 180 kilómetros en bici con unos 2.500 metros de desnivel y una maratón a pie de más de 42 km. Casi nada. «Han sido 7 meses de preparación muy duros pero ha valido la pena porque he tenido sensaciones únicas, me siento muy feliz, es un desafío superado», comenta. 

Andreu, Enhamed y su perra Gayla.

Andreu, Enhamed y su perra Gayla.

El deportista canario, que posee varios títulos mundiales y 9 preseas -4 de oro- en los Juegos Paralímpicos en natación, empezó a distanciarse de las piscinas tras Londres 2012. «No me motivaba, necesitaba un cambio, vivir nuevas aventuras», dice. Para ello eligió esta exigente prueba que se celebra en su tierra, una carrera que valora por encima de cualquiera de sus trofeos. «Las medallas al final no sirven de mucho porque acaban en un cajón y el haber cruzado la línea de meta del Ironman me sabe mejor. Lo que he vivido es inolvidable y muy especial», asegura. 

Mientras estudiaba inglés en Boston le vino la idea de hacer este triatlón. «La gente me decía que estaba loco, pero quería hacer algo que me devolviese el amor por el deporte. Me gustaba competir en natación pero me cansé de entrenar sólo cada día, me aburría», confiesa. Fue entonces cuando se lo propuso a su guía Andreu Fuente: «Él intentó convencerme de que no lo hiciera, pero al final picó. Confió en mí y me ayudó a prepararme». 

En la prueba de la natación iba sobrado, aunque hubo un momento en el que casi dice adiós al Ironman. «Fue sencillo pero viví momentos de agobio porque había una 2.000 personas en el agua, aunque Andreu tiró de sangre fría. Aquello parecía como la pesca del atún, se tiraban encima nuestra y se metían entre nosotros. Incluso una de las veces tiraron de la goma que nos unía y casi la perdemos. Se habría acabado todo», apunta. 

Después les esperaba la parte más dura, la bicileta y el maratón, disciplinas que casi no había practicado. Desde los 8 años no cogía una bici y no le gustaba correr. «Hasta hace unos meses no pasaba de los 2 kilómetros», confiesa. «Con el tándem fuimos muy bien coordinados y aguantamos el ritmo en las subidas. Y en bajadas cogíamos curvas a unos 85 km/h, ni el fotógrafo de la moto nos pillaba», bromea. 

El último segmento, el de la carrera a pie, fue algo más complicado. «En el kilómetro 30 empecé a pasarlo mal con el estómago y en el 34 tuve que parar a vomitar porque era insostenible. Mi cuerpo decía que era imposible seguir pero mi cabeza me decía lo contrario, había mucha gente esperándonos en la meta y por ellos tenía que acabar. Me comprometí a entrar corriendo y así lo hice», subraya el canario. 

En la meta con la inseparable Gayla 

Lo primero que hizo Enhamed al llegar a su destino fue abrazarse con su compañero de viaje y agradecerle su apoyo: «Sin Andreu no hubiese sido posible, es una persona extraordinaria». Tampoco habría sido lo mismo sin Gayla, su perra guía, sus ojos desde hace 5 años. «Entró a la meta conmigo y hasta le dieron una medalla. Se lo merecía, ha estado presente en todos mis entrenamientos y tenía que estar a mi lado en esos últimos metros, era una forma de agradecerle la labor que hace por mí. Me hizo mucha ilusión», añade. 

Enhamed y su guía Andreu.

Enhamed y su guía Andreu.

Ahora se tomará unos días de descanso para recuperar fuerzas ya que en su hoja de ruta ha trazado un nuevo reto: subir en julio al techo de África, el monte Kilimanjaro (5.895 metros), junto con Javier Cruz, montañero que ha subido varios ochomiles. A corto plazo no se plantea su vuelta a la piscina, aunque no lo descarta, como tampoco hacer otros deportes. «No lo tengo muy claro, necesito descansar y ya pensaré. Me gustaría explorar más sobre el mundo del triatlón, participar en algunas pruebas, pero necesito un tiempo para asimilar todo y tomaré una decisión», adelanta. 

El deportista grancanario inisiste que nunca se planteó este Ironman para ser reconocido como el primer invidente español en hacerlo, pero espera que su hazaña sirva de ejemplo a otras personas para que cumplan sus desafíos en la vida y en el deporte. «Todos podemos lograr las cosas que nos propongamos. Pero para ello hay que cumplir 2 cosas: la primera es que no tenemos opción a abandonar nunca bajo ningún concepto. Y la segunda, creer que lo vas conseguir, aunque tengas momentos de dudas, tener siempre fé», apostilla Enhamed, el ciego de hierro que supera límites con cada brazada, pedalada y con cada paso.


Enhamed Enhamed

Las Palmas, 11-9-1987

Está considerado como uno de los mejores nadadores paralímpicos españoles
Real Medalla de Oro al Mérito Deportivo
2 platas y 1 bronce en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012
3 oros, 1 plata, 1 bronce en el Europeo Berlín 2011
4 oros, 1 platas Mundial Eindhoven 2010
4 oros Juegos Paralímpicos Pekín 2008
4 oros, 2 platas Mundial de Brasil 2007
2 platas, 4 bronces Mundial Sudáfrica 2006
2 bronces en los Juegos Paralímpicos Atenas 2004
2 platas y 4 bronces Mundial de Canadá 2003

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