En kayak de Baku a Río de Janeiro pasando por Milán
Los piragüistas Cristian Toro y Carlos Arévalo representarán a España en k2 200 metros en los Juegos Europeos y lucharán por la plaza olímpica en el Mundial de agosto en aguas italianas.
Mariló Carvajal
@MariloCarvajal
10 de Junio de 2015, 19:19
Cristian Toro y Carlos Arévalo son la pareja más prometedora del piragüismo español. Compiten en K2 200 metros y junto a Carlos Garrote y Jesús Soler en K4 200 metros y, a pesar de su juventud, no se achican ante las adversidades. Su carácter disciplinado y ‘peleón’ les lleva a luchar para conseguir aquello que quieren, plantándole cara a los más veteranos. Su próxima cita marcada en el calendario, los Juegos Europeos de Bakú, será el mejor test previo al Mundial de Milán, que otorgará las plazas para los Juegos Olímpicos de Río 2016.
«Todos los países llegarán muy fuertes y allí nos mediremos con ellos antes del Mundial», confirma Arévalo. Ambos coinciden en que los principales barcos a batir son Serbia y Alemania, pero no se confían ya que «hay muchos barcos nuevos y es un año de cambios, por lo que siempre puede haber alguno que no nos esperemos que esté delante y finalmente lo esté», manifiesta Toro.
Hasta llegar a Bakú, ambos palistas están enfocando su preparación para bajar el tiempo de competición. Trabajos muy técnicos y series de velocidad con mucha coordinación ocupan la mayor parte de sus entrenamientos, combinando el trabajo en el agua y en el gimnasio. Todo ello encaminado a una única meta: las medallas. Esperan estar entre los 6 primeros clasificados y afirman que cada vez están más fuertes, por lo que lucharán por subir al podio. «Somos un barco rápido y hace poco en una Copa del Mundo logramos sacar medalla, por lo que no es muy iluso pensar que podemos volver a lograrla», declara Toro.
El compañerismo y la motivación del uno al otro son claves para que la embarcación esté cada vez a un mayor nivel, aunque aún quedan detalles que hay que mejorar. «Nuestros mayores problemas están en la parte final de la prueba. Nos cuesta llegar y se nos hacen largos aún los 200 metros», confiesa Arévalo. Su juventud puede ser un arma de doble filo. Para Carlos es un punto positivo unido a su velocidad y ambición por mejorar día tras día. Para Cristian, sin embargo, el hecho de ser los más jóvenes puede causarle algún tipo de problemas. «Nuestro punto débil puede ser la inexperiencia, porque todavía no nos han pasado cosas que sí les han pasado a otras embarcaciones más veteranas», sostiene.
Billete olímpico
Tras los Juegos Europeos, esta joven pareja piragüista acudirá a la cita más importante de un año marcado por la clasificación olímpica: el Mundial de Milán. Para lograr el deseado billete para Brasil es necesario quedar entre las 6 primeras embarcaciones de esta competición que tendrá lugar en agosto.«El objetivo es meterte en la final del Mundial, donde hay 9 barcos, y quedar entre los 6 primeros ya que la última embarcación en clasificarse será la 6ª. Hay 3 en la final que quedarán fuera de los próximos Juegos», explica Cristian Toro.
Un billete olímpico que está muy difícil, pero para el que hay posibilidades. Afrontan este reto «con muchísimo ánimo y ambición» y dispuestos a luchar y «dar caña, no queda otra más que ganar», especifica Carlos Arévalo. Para lograr un puesto en Brasil tendrán que hacer frente a Alemania, Rusia, Serbia, Inglaterra o Francia, algunos de los barcos más potentes a nivel mundial. Toro mantiene los pies en el suelo y asegura que los Juegos Olímpicos aún quedan muy lejos y «hay que dar muchos pasos antes», mientras que Arévalo ya confía en las opciones para clasificarse y lograr la medalla olímpica. «No se puede dudar. Si cuando estoy entrenando lo dudo, jamás la sacaré», declara.
Antes de llegar a los Juegos Europeos, han acudido al Campeonato de Europa, celebrado en la República Checa en mayo. Un fallo en la salida hizo que terminaran con un 9º puesto que les dejó un mal recuerdo. «Fue muy agridulce. En la eliminatoria nos habíamos encontrado muy rápidos, casi todo el rato por delante del barco que finalmente ganó. En la final estábamos convencidos de que podíamos pelear por una medalla, pero el sistema de salida no nos liberó bien, nos hundió la proa y nos imposibilitó competir», explica Toro.
«Nos dejó muy mal cuerpo, una sensación de impotencia, un querer y no poder. Pero en Portugal pudimos arreglarlo», añade Arévalo. Y así fue. La recompensa a todo el trabajo llegó en la 1ª Copa del Mundo de Portugal celebrada tan solo unos días después de ese Campeonato de Europa. Allí, esta pareja de piragüistas subió al podio en 2 ocasiones. Alcanzaron el bronce en su especialidad, el K2 200 metros, y el oro en el K4 200 metros junto a Carlos Garrote y Jesús Soler. Un premio al trabajo, como declara Toro, a la vez que mantiene que «fue un punto de motivación para seguir trabajando, porque habíamos salido un poco tocados del europeo. En Portugal salió todo bien».