El tirador español Yulen Pereira tras ganar en un duelo.

El madrileño Yulen Pereira, que lidera a una gran generación de esgrimistas españoles, es el número 1 del mundo en categoría júnior. 

Jesús Ortiz García

En Denver (EE.UU.) y rozando la treintena, Manuel Pereira protagonizó una de las grandes gestas de la esgrima española, alzándose en 1989 con el título de campeón del mundo. 25 años después, su hijo Yulen es el número 1 del ránking mundial júnior en la categoría de espada. Gracias a su constancia, regularidad y tenacidad, esta joya imberbe ha acabado el curso encaramado en lo más alto.

«Estoy muy contento, mi misión a comienzos de temporada era acabar como primero y lo he conseguido. He sido constante, no he bajado la guardia y he alcanzado la meta que estaba persiguiendo. En diciembre iré a Roma para recoger el galardón, pero no hay que quedarse con esto, ahora toca seguir trabajando duro para progresar y volver a ganar», recalca este madrileño.

A sus 18 años es uno de los baluartes de una camada de ‘mosqueteros’ que destila ilusión, talento y esperanza empuñando el arma de acero. Los resultados de los últimos ejercicios le avalan: subcampeón mundial (2013), plata en el Europeo de Jerusalén (2014), oro en la Copa del Mundo en Basilea (Suiza), segundo en Suecia y Eslovaquia. Además, lideró a la selección española que recientemente conquistó el bronce continental y la plata en el Mundial de Bulgaria.

En ambas competiciones, Yulen Pereira, Ángel Fabregat, Guillermo Sánchez y Álvaro Ibáñez nunca claudicaron pese a lidiar con tiradores de países que cuentan con grandes infraestructuras y apoyos. «No podemos compararnos ni económicamente ni en instalaciones ni en becas con selecciones como Francia, Italia, Hungría y Rusia. Estamos por debajo en ese apartado, pero en lo deportivo estamos a su nivel. Con menos recursos hacemos más, es lo que toca, no hay que lamentarse y sí seguir luchando», subraya.

De tal palo, tal astilla

A Yulen se le escapa alguna sonrisa cuando recuerda la primera espada que su padre le regaló cuando era niño. «Tenía unos 4 años, era una de gomaespuma. Siempre me inculcaron la pasión por el deporte, empecé con baloncesto pero a los 13 me decanté por la esgrima, era algo natural», apunta.

El esgrimista Yulen Pereira.

Desde sus inicios demostró que tenía mimbres suficientes para alcanzar cotas altas, siendo asiduo al podio en categoría cadete y júnior. Siente admiración por su padre y asegura que sin su ayuda «no habría conseguido nada. Es un pilar fundamental, es mi maestro, comparto entrenos durante mañanas y tardes, me lo ha enseñado todo y cada triunfo se lo debo a él».

Entre entrenamientos y horas de estudios saca tiempo para difundir la magia de este deporte a los más pequeños a través del programa ‘Aprende con las Estrellas’ de la Fundación Madrid Olímpico. «La experiencia está siendo fantástica, voy 3 veces a la semana a los colegios. Me lo paso genial con los niños, se interesan por la esgrima, algunos ya empiezan a practicarla y dicen que quieren seguir mis pasos», cuenta.

A los alumnos les pone como ejemplo la fascinación que tiene el cine por este deporte al reflejar a personajes que se enzarzan en un duelo de espadas en una especie de danza y con el entrechocar de los aceros como sonido de fondo. «Casi todas las escenas donde aparecen espada, sable o florete es esgrima, no deportiva pero sí escénica. La tienen muy presente en películas como Piratas del Caribe, Los 3 mosqueteros, Alatriste, Gladiador o Stars Wars, pero lo desconocen. Es importante este tipo de proyectos para difundir este deporte», añade.

Nuevos desafíos

Mientras saborea su corona mundial, el madrileño ya tiene entre ceja y ceja nuevos retos. Ahora competirá en varios campeonatos con los séniors en París y Buenos Aires. «El salto de categoría es muy complicado, suele haber muchos altibajos y para llegar a estar con los mejores debo seguir siendo constante para que me ayude a tener estabilidad», dice.

Yulen durante un duelo.

Con un físico excepcional, velocidad, agilidad y gran visión de las condiciones de juego, le gustaría estar con el equipo español absoluto en el próximo Mundial y Europeo. «Ojalá el seleccionador apueste por mí, sería un paso importante, puedo hacerlo bien», confía.

Aunque aún le queda un año como júnior y mantiene intacta su voracidad de triunfos. «El objetivo es mejorar lo de este año y acabar otra vez como número 1», subraya. Así, espera competir en más torneos como absoluto pensando en la clasificación para los Juegos de Río de Janeiro 2016. «Económicamente estamos jodidos y muchos tiradores lo han tenido que dejar porque no hay apoyos. Sé que hay que sufrir para estar con los mejores, pero soy feliz con lo que hago y tengo claro que nunca me rendiré», apostilla.