El saltador de trampolín se prepara en Montreal junto a un grupo de élite para seguir creciendo en un deporte con apenas 70 licencias en España. En el Mundial de Barcelona quedó quinto, un resultado que le sitúa entre los 8 mejores del mundo en la prueba de tres metros.

Jesús Ortiz García

Apenas hay 70 licencias de saltadores en España y algunas piscinas adaptadas, pero entre ese panorama desértico emerge la figura de Javier Illana, un enamorado de la música electrónica, la misma que le relaja antes de subirse al trampolín. Cuando tenía 8 años nadaba en el Club Canoe de Madrid y tras acabar las clases de natación se subía a la plataforma para saltar. «Lo probé y me enganchó», afirma. 2 décadas entregándose a esta disciplina le han servido para situarse entre los 8 mejores del mundo en saltos de 3 metros. Ahora perfecciona sus saltos en el frío de Canadá.

Tocado por una vieja lesión en el gemelo izquierdo, desafió a la gravedad en las piscinas de Montjuic y brilló en Barcelona para acabar sexto. Illana, 3 veces olímpico, firmó su mejor clasificación en un Mundial: «No pude competir en la prueba de un metro y hasta el día anterior no sabía si podría saltar en 3 metros. Ser sexto es fantástico, estoy muy contento porque no es fácil, hubiese sido mejor una medalla, pero los objetivos van saliendo», asegura el atleta.

Sumó 468,15 puntos, un excelente resultado teniendo en cuenta que su coeficiente era limitado y que los chinos siempre son garantía de medalla. «Tienen mucho dinero para este deporte y una gran escuela», dice Illana. He Chong se llevó el oro, el ruso Eugeny Kuznetsov fue plata y el mexicano Yahel Castillo, bronce. «Mis saltos los hice bien pero me faltó un poco más de coeficiente de dificultad para intentar alcanzar a mis rivales, pero he tenido muchas lesiones este año. Me divertí y estoy satisfecho por el trabajo realizado», explica.

Javier Illana durante uno de sus saltos en trampolín. AD

Gracias a su actuación, este bailarín del aire estará un año más, y ya van 4, entre los 8 primeros del ranking, lo que le permitirá competir en las World Series. Finalista en los últimos 3 mundiales (Montreal 2009, Shangai 2011 y Barcelona 2013) y en los Juegos Olímpicos de Londres, siempre le acompaña la cautela y la ilusión: «Los saltos son mucha paciencia, tiempo y ser constante. Estar entre los mejores es un premio y algún día llegará la medalla. Lo que está claro es que lo voy a seguir intentando».

Entrenamientos con la selección de Canadá

Illana cambió hace 4 años las piscinas del Centro Mundial 86 por el frío de Canadá para perfeccionar la fuerza, flexibilidad y elasticidad que requieren las acrobacias en apenas un par de segundos. Bajo las órdenes del canadiense de origen cubano Arturo Miranda, se entrena junto a un grupo de elite entre los que destaca el triple campeón del mundo Alexander Despatie.

Las gélidas temperaturas de Montreal no han sido un obstáculo para preparase duro y mejorar en este deporte. «Salir de España me ha venido bien porque entreno con saltadores de gran nivel, en unas magníficas instalaciones y eso me motiva. Me han acogido como a uno más del equipo y espero seguir en ese país mucho tiempo», señala.

Saltos carpados, mortales o tirabuzones, Illana se zambulle unas 120 veces en cada entrenamiento. Pero para el madrileño, la mejor forma es tener el cuerpo recto y en posición vertical para entrar en el agua como «una aguja» y no salpicar. En las próximas semanas volverá a cargar las pilas para afrontar la siguiente temporada en la que espera sumar finales y títulos a un palmarés en el que figura un bronce en el Europeo de Budapest 2010 y en el Grand Prix de Moscú 2009 y una plata en las World Series de Dubai en 2013.

A sus 28 años y con 3 Olimpiadas a su espalda, aún no mira a Río de Janeiro, prefiere ir paso a paso. «De momento dependerá de las lesiones, no sé si aguantaré hasta 2016, llevo muchos años en este deporte, pero lo seguiré intentando porque tengo ilusión y me veo con fuerza física y mental», finaliza Illana.