Carolina Marín es de oro
La jugadora española ha conseguido el oro olímpico en uno de los partidos más emocionantes e igualados de la historia del bádminton. La onubense ha logrado remontar un set abajo y conseguir la triple corona para certificar su liderazgo absoluto.
Javier Enrique García
@Javier_Garvi8
19 de agosto de 2016, 17:40
Carolina Marín rompía a llorar en el suelo tras ganar un histórico oro olímpico para el bádminton español. La onubense ha protagonizado junto con la india Ventaka Sindhu uno de los mejores partidos de los presentes Juegos. Tendría que remontar el primer set que ganó la india con un juego muy enérgico y agresivo que reactivó por completo a la española para demostrar por qué es la mejor jugadora del mundo y la actual campeona continental. El grito de guerra de la andaluza desactivó psicológicamente a la joven jugadora india y llegaríamos a un tercer set donde tuvo seis bolas de partido. Carolina ha cumplido su sueño y el objetivo prioritario en la previa a los Juegos de Río.
Marín empezó con tan sólo 14 años de la mano de su entrenador Fernando Rivas como le recordaba tras perder el primer set en el partido. Fue una imagen muy emocionante que describe las ganas y el deseo que tenía la onubense por ganar este oro. Ha tenido una progresión ascendente desde sus inicios en el club de bádminton IES la Orden hasta convertirse en doble campeona mundial en Yakarta y Copenhague, y doble campeona de Europa en La Roche-sur-Yon (Francia) y su última victoria en Kazán (Rusia).
Ambiente espectacular en el pabellón de Riocentro para acoger la gran final entre Carolina Marín y la gran revelación de este torneo, la india Pusarla Ventaka Sindhu. La onubense ha comenzado el partido con gran empuje y moviendo a la india de un lado a otro de la pista para ponerse por delante en el marcador. Durante todo el set Marín llevaba controlado el partido hasta que Ventaka rompería la igualdad con el 19 iguales y se ponía en disposición de ganarlo.
La jugadora española había sufrido el gran juego en red de la india y tenía que despedirse de un primer set que tenía en todo momento ganado. Carolina se marchaba al banquillo cabizbaja y con cara de gran cabreo. Su entrenador Fernando Rivas jugaría un papel importante en el desarrollo de la finalísima y motivaría a la onubense para ganar el segundo set y conseguir cumplir un objetivo que lleva toda la vida soñando.
Con el grito característico de Carolina Marín saldría al tapete como un avión para ponerse 5-0 arriba y minar la moral de Pusarla con un juego agresivo y directo. La india había puesto en duda la hegemonía mundial de la española en el bádminton pero lo único que hizo fue despertar a la bestia. Carolina seguía chillando a cada punto y poco a poco hacía más pequeña a Pusarla que subía a la red pero la española remataba sin piedad.
La onubense había leído bien los fallos en el primer set jugando con bolas largas para que la india no pudiera rematar con extrema facilidad. Combinaba muy bien la variedad de golpes para con su zurda de oro acometer un asedio en la pista de Pusarla. El tercer set comenzaría como acabó el segundo con la española crecida y presionando en la red para meter los volantes en zonas donde no llegaba la india.
La revelación de estos Juegos y con tan sólo 21 años quería la reacción y lograba poner el 7-4 en el luminoso pero Carolina con remates certeros lograba mantener la ventaja. Estábamos presenciando un partido grande acorde a una gran final de unos Juegos y las dos jugadoras mantenían una prestaciones muy altas de juego. Pusarla lograba la igualada a 10 jugando un bádminton perfecto y poniendo al límite físicamente a la onubense con largos peloteos.
Carolina sufría una leve molestia en su pierna derecha pero nadie dijo que fuera fácil ganar un oro olímpico. Tendría que lidiar con el empuje de la jugadora india y jugar con su gran poderío mental para llevarse la final de las finales. Con un parcial de 3-0 Marín recuperaba el buen tono del segundo set y ganaba un punto importantísimo con algo de suerte, un ojo de halcón daba el punto a la onubense por escasos centímetros.
No le temblaba el pulso a la española que ponía el 19-14 con varios puntos y con una seguridad y confianza aplastante para cualquier mortal. La jugadora india no podía con la estampida y la onubense metía un puntazo para conseguir la bola de partido y nada menos que contaría con 6 oportunidades. A las dos siguientes bolas lograría introducir el volante más importante de su vida para reescribir la historia de los Juegos Olímpicos.