Lidia Valentín, ambición entre discos y barras

La berciana afronta el Mundial de halterofilia en plena madurez física y mental que la sitúa como una de las favoritas para colgarse la medalla.

Jesús Ortiz García

Ojos cerrados para visualizar el movimiento, grito de guerrera, coleta rubia bien atada y bocanada de aire antes de enfrentarse a la barra de acero. Lidia Valentín lleva 17 años repitiendo el mismo ritual que le ha convertido en la reina de la halterofilia de España y en una de las mejores del mundo. La leonesa espera cerrar una gran temporada subiendo al podio en el Mundial de Polonia.

Después de 3 ediciones en las que rozó las medallas, la berciana llega en plena madurez física y mental que la sitúan como una de las favoritas. En Varsovia (25 de octubre) las rusas, ucranianas y las representantes chinas son sus principales rivales en la lucha por una presea en la categoría de 75 kilos. La deportista leonesa llega al torneo a un gran nivel y confía en mejorar sus registros personales.

«Es complicado lograr una medalla, sería perfecto para cerrar una magnífica temporada, pero tiene que salir todo bien. Las sensaciones son buenas, los entrenamientos van bien y eso me da confianza. Voy con ilusión y con las perspectivas de hacer una gran competición e intentar superar mis marcas», asegura Valentín mientras última los entrenamientos en la residencia Blume de Madrid.

La española acude a la cita con una de las mejores marcas tanto en arrancada (subir el peso por encima de la cabeza de un solo impulso) con 122 kilos como en dos tiempos (se permite una interrupción a la altura de los hombros), con 145 kilos para la suma del total olímpico. Sin duda, su mejor aval para conquistar su primer metal mundialista que completaría un palmarés de lujo a lo largo de su carrera. Sus últimos trofeos, 2 platas y un bronce en el Europeo de Albania y 2 oros en los Juegos del Mediterráneo de Mersin.

Lidia Valentin

La haltera Lidia Valentín en su participación en Londres | AD

Aunque su prioridad es el Mundial, la haltera mira de reojo los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, tiene ganas de revancha tras quedarse a 4 kilos del bronce en Londres. «Me vine abajo por unos minutos, pero me di cuenta que hice récord de España (265 kilos) y que hay que mirar hacia adelante. Aunque esa espina sólo me la quitaré en las próximas Olimpiadas, esperemos que los de Brasil sean mis Juegos, puedo conseguirlo», sostiene la campeona de España y medalla de plata en el Campeonato de Europa.

‘Lo veía raro y lo descarté’

Lidia Valentín ha derribado tópicos desde muy pequeña en un deporte sacrificado. Isaac Álvarez, su primer entrenador, le alentaba a ir al gimnasio para que probara, pero ella no acababa de dar el paso. Hasta que un día con 11 años, sus manos cubiertas de magnesia agarraron una barra y desde entonces no la ha soltado. «Lo veía como un deporte raro y de hombres, al principio lo descarté. Su insistencia hizo que pasara por el gimnasio, y tanto me gustó que se ha convertido en mi vida, en mi prioridad», apunta.

Para la berciana este deporte es algo más que levantar pesas, es un continuo baile con la barra: «La halterofilia no es algo bruto, está claro que la fuerza es muy importante, pero hay 3 claves: físico, técnica y psicología. Uno puede estar muy fuerte pero si falla alguno de los otros 2 elementos, está perdido», cuenta. Además, asegura que también tiene muchos prejuicios, sobre todo, estéticos: «Es un deporte mal juzgado y hay desconocimiento, se asocia con gente musculada, pero nada que ver. El deporte no es cuestión de sexo y practicar halterofilia no quiere decir que se deforme tu cuerpo».

Ella es una de las halteras que rompe esos estereotipos cada que vez sale a la tarima a competir. Joven y coqueta, el maquillaje siempre le acompaña y también los pendientes de perlas y sus muñequeras de color rosa en sus brazos recios. «Hay chicas más masculinas o grandes, pero hay otras que pesan menos y son muy femeninas», subraya la de Ponferrada.

Lidia Valentín

Ponferrada, 10-2-1985

Europeos: 2 platas y un bronce en Tirana (Albania), plata en Antalya (Turquía) en 2012 y 2 platas y un bronce en Lignano Sabbiadoro (Italia) en 2008. Tercera en el total de los de Bucarest 2009 y Kazan (Rusia) 2011. Dos oros en los Juegos Mediterráneos de Mersin. Dos quintos puestos y un sexto en Campeonatos Mundiales y diploma olímpico en Pekín y Londres

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