Carolina Marín conquista el oro y reina en Europa
La onubense logra la primera medalla de España en un campeonato europeo tras derrotar a la danesa Madsen en un partido en el que exhibió su garra y potencial.
Jesús Ortiz García
Actualizado: 27/04/2014 13:50 horas
Con 8 años cambió los volantes de su traje de flamenco por los de pluma de ganso para apostar por la raqueta. El tiempo le ha dado la razón. Carolina Marín es la reina del bádminton en el Viejo Continente después de escribir con letras de oro la mayor gesta de este deporte para España. En la pista de Kazán (Rusia) ha impuesto su hegemonía y se ha proclamado nueva campeona de Europa.
A sus 20 primaveras la onubense ve recompensado los años de esfuerzo, trabajo y sacrificio con un título avalado por el potencial y talento que viene desplegando bajo el amparo de su entrenador Fernando Rivas. Abandonó su Huelva natal siendo una niña para progresar a una velocidad vertiginosa en el pabellón del CAR de Madrid, donde sólo le falta llevarse un colchón para quedarse a dormir tras las horas que le dedica a este deporte.
Por tierras rusas ha pasado como un ciclón ante sus adversarias desplegando un juego agresivo, mucha energía y garra. La última en claudicar ante la española ha sido Ana Thea Madsen en la final. La danesa sólo ha sido un sólido parapeto ante los duros golpes y el juego eléctrico de Carolina en el segundo set, el único que la española ha perdido en todo el torneo.
La estrella de la selección ha saltado a la cancha del Gymnastics Center de Kazán muy motivada y desde el primer golpeo demostraba por qué es la mejor jugadora de Europa. Tras un primer intercambio de golpes (3-3), empezó a mover a su rival de un lado a otro de la pista, a marcar el terrerno y a soltar el brazo para sumar un parcial de 6-0.
Pronto encarrilaba el set con sus poderosos smash cruzados que infundían respeto en Madsen. Se ha llegado al intervalo con un cómodo 11-6. A la vuelta el marcador empezó a abrirse aún más tras los errores de la jugadora danesa, cuyos golpeos se quedaban cortos o se estrellaban contra la red. Carolina olisqueaba la sangre y con varios zarpazos dejaba a la nórdica noqueada y sin respuestas.
La andaluza llegaba a todos los volantes y exhibía su incontestable superioridad física, mental y técnica. En 14 minutos se había adjudicado el primer set por 21-9. Sin embargo, en la segunda manga se cambiaron los papeles. Madsen arrancó muy fuerte, consciente de que sus opciones al título se les escapaban si no apretaba los dientes. En un inicio igualado, el nerviosismo se apoderó de Carolina, cuyos errores no forzados le daban aire a la danesa, que se marchó en el marcador hasta adjudicárselo por 14-21.
Incontestable
Y en el definitivo tercer set la onubense puso tierra de por medio pronto. Fue a partir de la amonestación que recibió por el árbitro cuando volvió a rugir, a sacar su mejor repertorio y a brillar su mágica muñeca. Si no podía cerrar los puntos con su zurda como látigo, tenía la tranquilidad necesaria para afrontar los largos intercambios y zarandear a Madsen.
A la salida del intervalo con 11-6 en el marcador, las sensaciones eran muy favorables. Los gritos tras cada punto que caracterizan a la española desarbolaron la resistencia de la nórdica. Firme, segura, con golpes profundos desde el fondo de pista y atacando la red, un parcial de 11-0 dejaba la medalla de oro en su bolsillo.
Sonreía, estaba disfrutando del momento, de un sueño hecho realidad. Tras poner el 21-8 final, la jugadora de Huelva se tiró al suelo y con lágrimas de emoción, besó una foto de su abuela materna que había fallecido hace unos años.
Carolina Marín completa de esta manera la triple corona europea con los títulos sub-17, sub-19 y el absoluto logrado en Kazán. «Esta medalla es muy importante para el bádminton español. Por eso, está dedicada para todos aquellos que lo forman», ha indicado tras el partido.
A sus 20 años, la jugadora del Odense danés acumula ya un extenso palmarés en torneos internacionales y ha logrado llegar a cuartos de final del Mundial, el mejor puesto de un español. Lo mejor es que su sed de triunfos y su ambición deportiva es insaciable.