Ander Mirambell, ingenio y perseverancia sobre el hielo
El piloto catalán de skeleton espera sellar su billete para Sochi 2014, que serían sus segundos Juegos Olímpicos de Invierno, en las pruebas de la Copa del Mundo que arrancan en noviembre.
Jesús Ortiz García
Hay personas que arrojan hasta la última gota de esfuerzo y sacrificio para cumplir su sueño. Desde niño, Ander Mirambell soñaba con disputar unos Juegos Olímpicos, primero probó con el fútbol, después con el atletismo, pero fue el skeleton, donde vuela a 140 kilómetros por hora sobre un tubo de hielo, el que le dio la oportunidad. Equipó sus zapatillas de correr con un rallador de queso y papel de lija en su primera competición en 2005 y desde entonces ha progresado mucho, tanto que si queda entre los 23 primeros en las 8 pruebas de la Copa del Mundo, la bandera española volverá a lucir en un trineo en los Juegos de Invierno.
«Vancouver 2010 fue como llegar a la montaña y disfrutar de la maravilla de unas Olimpiadas, pero Sochi 2014 es la confirmación del sueño. Estoy muy ilusionado, con ganas de clasificarme y de demostrar que puedo competir y luchar por mejorar mis marcas», apunta el piloto, que acaba de comenzar la pretemporada en la que tiene que hacer encaje de bolillos incluso para entrenar.
Ante la falta de recursos, Mirambell echa mano del ingenio, destina la mayor parte del presupuesto a pagar bajadas (unos 30 euros cada una) en los circuitos más baratos de Europa. Aunque el bolsillo no siempre le alcanza para tantos viajes, por ello, cuando está en España, sus métodos de entrenamiento podían resultar cómicos para algunos de sus rivales. Mientras los británicos trabajan con McLaren y los italianos con Ferrari visitando el túnel del viento para mejorar la aerodinámica, el español practica la salida en una tabla de madera con ruedas en la pista de atletismo o en la orilla del mar.
«Es muy difícil competir contra los mejores del mundo porque a nivel económico estoy a años luz, aún así, en la clasificación no están tan lejos. A ver si Fernando Alonso se anima y me echa una mano para mejorar en este deporte. Tenemos algo en común, ya que el skeleton es la Fórmula 1 del hielo porque vamos a grandes velocidades», subraya.
Comienzos difíciles
Sus inicios fueron parecidos al de los jamaicanos del bobsleigh que sirvió para rodar la película ‘Cool runnings’. En 2005 viajó a Insbruck en coche desde Barcelona para practicar un deporte del que no sabía nada unos meses antes. Su equipo deportivo consistía en un casco de skeleton, un traje de esquí de fondo y unas zapatillas malamente reconvertidas. «Con eso y 5.000 euros que había ahorrado trabajando como limpiapiscina, monitor deportivo, pintando casas o en el campo, me planté en Austria porque confiaba en mí. Fue de risa al principio, la gente me miraba como el raro del grupo», recuerda.
Mirambell relata su primera experiencia en un trineo, un amor a primera vista pese a los reparos iniciales: «Fue muy duro, te empujan y vas golpeando las paredes como una pelota de ping pong, parecía estar metido en una lavadora y rezaba para que acabara cuanto antes. Pero cuando crucé la línea de meta quería volver a bajar. Es como bailar sobre el trineo, unir la explosividad del atletismo con la capacidad de pilotaje es brutal», añade.
Antes de partir a Canadá, donde se disputará la Copa América el próximo mes, afina la puesta a punto de su trineo y mejora de la salida, que acostumbra a ser un 30% del resultado final en la carrera. «En el skeleton en los primeros metros hay que correr como un velocista, luego hay que relajarse y pilotar. Tenemos tres sistemas para girar: los pies, con pequeños movimientos de cabeza para cortar el viento y con los hombros», explica. El hielo le ha dejado alguna que otra marca pero asegura que no es un deporte peligroso. «La mayoría de los accidentes es por querer buscar el límite. He pasado 2 veces por el quirófano y tengo el currículum médico más alto de la pista», afirma.
Fracaso Madrid 2020, expectativa por Barcelona 2022
El piloto catalán formó parte de la delegación española que se desplazó a Buenos Aires para captar votos para Madrid 2020. Cuando creía tener el apoyo de su amigo el vicepresidente de la Comisión de Atletas del Comité Olímpico Internacional, Adam Pengilly (deportista de skeleton), recibió un revés. «Fue un palo porque para los españoles y para los deportistas, los Juegos Olímpicos nos habría dado un empujón importante. Aún no he hablado con Adam, a ver si coge un resfriado en la próxima competición», bromea.
El fracaso de Madrid abre las puertas a la precandidatura Barcelona-Pirineos para los Juegos de Invierno 2022, aunque Mirambell la considera «un poco surrealista. Me encantaría que se hicieran en casa, pero es complicado porque España es un país tercermundista en deportes de hielo, requiere una inversión grande y quizás el dinero se podría gastar en dar más apoyo a los deportistas», sostiene.
Una ayuda que a él le faltó en sus inicios, aunque ahora cuenta con el Plan ADO, con una aportación de la Federación de Deportes de Hielo y del Consejo Superior de Deportes para sufragar los gastos de viajes y manutención. «Aún no tengo los mejores recursos, pero España está en una situación delicada como para yo pedir más. Que me quiten lo ‘bailao’ porque esta experiencia no la cambio por nada en el mundo. Ser consciente de lo duro que ha sido hace que disfrute el doble en cada bajada con el trineo. Nunca olvidaré las miserias que pasé para alcanzar este sueño», asegura.
Efecto Mirambell
Su empuje ha arrastrado a otros jóvenes como María Montejano, los hermanos Alcaraz, Miguel Ángel Grau y Jonhatan Fernández. «Me hace mucha ilusión ver que hay gente detrás que pueden coger el relevo y que no tienen que pasar por tantos problemas como que tenido para llegar a lo más alto».
Se ha ganado el respeto en este deporte, figura en el puesto 35 del ranking (128 participantes) y roza el billete para Sochi 2014. «Estoy deseando que llegue la competición, sueño cada día que estoy luchando con los mejores. Mi objetivo es estar en el top-15, he recortado mucha distancia con ese grupo», asegura.
Su trayecto a la élite del skeleton está lleno de soledad, renuncias e inestabilidad económica, pero confía en dar un paso más en este deporte y lograr alguna victoria, aunque Ander ya cuenta con un título, el de la perseverancia por lograr un sueño.»Gente que no creía en el proyecto ha visto que era posible. Tanto sacrificio tiene su recompensa y aunque no lo hubiese conseguido, lo bonito de la vida es luchar por retos. No todo el mundo es número 1 ni llega a los Juegos Olímpicos, pero yo no me quedo con los resultados, sino con el esfuerzo y trabajo realizado», apostilla.
Barcelona, 17-2-1983
Participó en los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010. Su mejor resultado en Copa del Mundo lo consiguió en noviembre de 2010 en Whistler, donde fue 14º. En diciembre de 2010 se adjudicó la Christmas Race en el circuito austríaco de Igls, logrando la primera victoria de un español en skeleton. Quedó segundo en la Copa América de Lake Placid 2012